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domingo, septiembre 7, 2025

Corrupción institucionalizada

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Por: Alfonso Espín

La corrupción en Latinoamérica y el Ecuador generan tanta tela para cortar que se hace difícil saber por dónde empezar, pues en todo lugar pululan escándalos de corruptela, los que cada día nos impresionan menos, porque nos vamos acostumbrando a descubrirlos o porque ya nos imaginábamos esos entretelones.

José Serrano, otra hora hombre fuerte del correísmo, está ahora detenido en los Estados Unidos, quien en 2021 declaró junto a su pareja un patrimonio de aproximadamente 250.000 dólares, y cosa curiosa, vivía en Miami en una casa valorada en más de 2 millones, con un arriendo mensual de 10 mil dólares y, circulaba en autos Mercedes Benz, registrados a nombre de su compañera y el exsecretario de inteligencia del correísmo, Rommy Vallejo, cada vehículo con un valor de más de 150 mil dólares.

Linda vida, de lujo, con piscina y comodidades, sin tener que pensar en cómo ganarse la subsistencia diaria, basta con haber pasado como Presidente de la Asamblea y ex ministro de Estado, como levantar capitales tales y darse esa existencia de magnate millonario, como si la función pública fuese algún negocio próspero que le cuadre para la vida futura.

Estamos hablando de José Serrano, investigado en Ecuador por corrupción, espionaje, peculado, filtración de información reservada y presuntos vínculos con el magnicidio de Fernando Villavicencio, ahora está detenido por la Justicia norteamericana, y estaba gozando de una fortuna inexplicable, mientras en el país la inmensa mayoría hace prodigios para alimentarse, educar a sus hijos y tener una vida austera en todo sentido.

La verdad es que Correa no será el inventor de la corrupción, pero si la institucionalizó, pues estos personajes, como el que estamos mencionando, es un caso más de los múltiples que se han ventilado y lo seguirán haciendo por su depravación.

El correísmo refrendó desde peces gordos hasta atracadores comunes, pero siempre gente prepotente, dispuesta a beneficiarse a como dé lugar de las circunstancias, igual que ahora esa asambleísta de la RC de apellido Butiña, denunciada e investigada por cobros indebidos y maltrato a sus colaboradores y como ella, un montón de sinvergüenzas diezmadores y aprovechadores de sus empleados, que en la necesidad de trabajar donaban partes muy importantes de sus sueldos para mantenerse en los cargos.

La historia de los diezmos no es nueva tampoco, en épocas pasadas se hablaba de los pipones, sujetos que prestaban sus nombres en cargos de fantasía, para una vez cambiados los cheques, entregar la mayor parte a sus jefes, llámense congresistas u otros altos funcionarios.

Las vinculaciones de los miembros de la RC con el crimen internacional también son públicos, la misma construcción de la “inconclusa refinería”, la del Pacífico en Ecuador, proyecto que se abandonó con una inversión de $1.521 millones y un 23% de sobreprecio, siendo una de las obras denunciadas por sobrecostos y vinculada a irregularidades y nexos con la empresa Odebrecht.

Aunque han pasado varios años y quisiéramos olvidarlos, las acciones delincuenciales de tantos personeros de la época correísta, ahora prófugos unos, detenidos otros, no dejan de sangrar infamias y daños económicos cuantiosos que han perjudicado a la salud y bienestar de los ecuatorianos, como para utilizar el refrán del máximo líder de esa banda política: “prohibido olvidar…”

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