El Gobierno ecuatoriano y las autoridades locales se han visto desbordados ante la magnitud de los daños. Las vías de comunicación, especialmente en áreas rurales y montañosas, han quedado intransitables debido a deslizamientos y el desbordamiento de ríos.

A pesar de que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas ha asegurado que no hay vías cerradas por completo, existen numerosos tramos en los que el paso está restringido o interrumpido. El Ministerio de Salud Pública y el Servicio Integrado de Seguridad ECU 911 han coordinado más de 295 emergencias relacionadas con los efectos del invierno.
Los equipos de rescate, bomberos, fuerzas armadas y organizaciones de ayuda humanitaria trabajan sin descanso para asistir a los damnificados. En el caso de Bolívar, un aluvión destruyó varias viviendas y cortó el acceso a una comunidad, mientras que, en Chimborazo, un deslizamiento de tierra bloqueó la circulación vehicular en la carretera Cruz de Hueso-Caserío.
A pesar de la magnitud de los daños, la comunidad ecuatoriana se ha mostrado resiliente. En las zonas más afectadas, las autoridades han desplegado miles de bienes de asistencia humanitaria y han habilitado albergues temporales para las familias desplazadas. Las labores de limpieza y rehabilitación continúan, pero el futuro inmediato sigue siendo incierto, pues el Inamhi ha advertido que las lluvias intensas continuarán hasta el 23 de febrero de 2025.
Ecuador está viviendo uno de los momentos más difíciles de su historia reciente, pero la solidaridad, la organización y la voluntad de sus ciudadanos se alzan como una esperanza para superar esta crisis.