Cumbre de las Américas: una trinchera para la nueva Guerra Fría

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DIPLOMACIA

Joe Biden trata de recuperar la influencia de EEUU en Latinoamérica y apuesta por el multilateralismo que Trump desdeñaba para contrarrestar el empuje de Rusia y, sobre todo, de China.

Cumbre de las Américas
El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, preside la sesión de apertura de la Cumbre de las Américas.EFE

Un operario afroamericano empujaba este miércoles un carrito con las banderas de los países participantes en la IX Cumbre de las Américas, dentro del Centro de Convenciones de Los Ángeles. Todas entremezcladas, sin orden ni concierto, y entre las que apenas sobresalían las barras y estrellas estadounidenses. Faltaban unas horas para la inauguración oficial y el calvario sufrido en las semanas previas por Washington ante el pulso de los presidentes que han criticado la exclusión de las tres dictaduras (Venezuela, Cuba y Nicaragua) marca un cónclave lleno de urgencias, más parecido a una trinchera de la Guerra Fría que a una cumbre entre aliados.

El mexicano Andrés Manuel López Obrador, desde la distancia, se siente ofendido tras olvidar cómo Donald Trump le apretó las cuerdas. El brasileño Jair Bolsonaro pone en duda la elección de Biden y Nicolás Maduro se va de viaje a Turquía para coincidir con el canciller ruso. Presidentes centroamericanos hacen público su disgusto ante los tirones de orejas recibidos por sus patadas contra sus críticos. Y todo ello bajo la gigantesca sombra de China y Rusia, quienes han conseguido avanzar sin mayor problema en el patio trasero de EEUU. “Definitivamente, EEUU y el presidente Biden están encontrando más retos de lo que esperaban en afirmar el liderazgo regional. El equipo de Biden tiene que estar frustrado con algunos líderes latinoamericanos, como López Obrador”, ha constatado para EL MUNDO John Polga-Hecimovich, profesor de Ciencia Política en la U.S. Naval Academy. Así las cosas, la agenda de Washington apunta a dos dimensiones, una pragmática y otra que busca mantener un estatus democrático mínimo en un continente en peligro, entre la espada del mayor polvorín social del planeta y la pared de los avances de autocráticos y populistas, como avizora el historiador Armando Chaguaceda. “Biden busca una articulación regional en temas de cooperación que vinculan tanto los intereses pragmáticos de EEUU, como el control de la emigración, con detener la influencia china en la región y recuperar la influencia económica estadounidense. Estos son los intereses de su realpolitik, junto a la defensa de la democracia como un tipo de orden político para establecer vínculos en la región”, ha precisado.

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