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sábado, febrero 8, 2025

“¡Debate! Justificación política y deliberativa pública”

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Por: Eduardo Díaz A.

Los términos de este título, son el camino que conducen a un Estado responsable, informado y con conciencia democrática.

Lo técnicamente indispensable, no es ver el consenso, todo lo contrario, es que este prerrequisito obligatorio del CNE, cumpla su función misional que es, <entender la premisa, que votar sin discutir no es democrático>.

¿Por qué?

Porque el debate es esencialmente, deliberación y argumentación de posiciones; y la justificación política es, la deliberativa pública.

¿Y, como se justifica políticamente? Por la democracia deliberativa, que tiene un imperativo normativo, porque se basa en el principio de deliberación, que implica, argumentación y discusión pública.

Lamentablemente, la estructura, y, el formato del debate, puesta por el CNE, no es para nada un coloquio, que permita a los candidatos argumentar propuestas, contradecir posiciones, peor aún ver principios que lo fundamenten.

La democracia deliberativa, se remonta a la antigua Grecia, a las asambleas suizas, que, de hecho, fueron las que inspiraron a Rousseau, aunque es un término introducido hace 45 años por Joseph M. Bessette, el mismo tiempo desde que Ecuador retornó a la democracia y de la cual no aprendemos, sobre el cómo debemos participar.

El desarrollo de un país es cuestión de administración y a todos nos debería interesar ¿Qué es la Administración Pública?, ¿cuáles son sus características?, y ¿por qué es necesario conocerlas? Interrogantes que deben persuadir al votante, en el inconsciente colectivo para decidir sobre lo fundamental: ¿Qué?, ¿Cómo? Y, ¡para qué hacerlo!

Hay que elevar el nivel y entendimiento sobre gestión pública, porque hay candidatos, que no saben lo que son, lo que representan y hacia donde van, peor aún entender, que administrar es prever, organizar, dirigir, coordinar y, que el liderazgo público, tiene una característica fundamental, que es la técnica de dirigir e inspirar a los demás, basado en un profundo y claro conocimiento, con consenso social.

En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal”

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