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viernes, febrero 7, 2025

¿Debate o combate?

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Por: José Alvear

Lamentable, pero real. Nuevamente fuimos testigos de un debate que me hizo recordar a Titanes en el Ring.

Lo que nos quedó en la retina fue el disfraz del General, el odio de la “viuda”, la falta de propuestas y conocimientos del promedio, el cinismo del juez o el baratillo de ofertas del supuesto libertario.

Nuevamente nos quedamos con interrogantes tales como, ¿qué fórmula tendría el próximo Gobierno para subir los índices de empleo formal? O, ¿cuál es el camino en este nuevo periodo para reactivar el comercio?

Otra; ¿cómo vamos a enfrentar el terrible problema de la falta de suministro de energía sin depender exclusivamente de las hidroeléctricas?

Escuchamos hablar muchísimo de energía nuclear; pero si no podemos chatarrizar el parque termoeléctrico ni controlar el funcionamiento de una simple hidroeléctrica, ¿cómo podemos lanzar tremenda propuesta? Con los niveles de improvisación actual, corremos ahora el riesgo de convertirnos en un nuevo Chernóbil.

Se habló mucho de inteligencia artificial, ¿pero con un Estado que maneja, en el mejor de los casos, sistemas informáticos del 2010?

Y, ¿qué hay de los planes de inclusión social a través del deporte, de la microempresa o de los artesanos para diluir esa opción de servir a los carteles de microtráfico?

¿Qué hay del campo? ¿Cómo vamos a convertir a nuestros agricultores en potenciales productores con protocolos y procesos de cultivos acompañados de certificaciones, distribuidores y comerciantes de sus propias cosechas?

¿Cómo van a garantizarnos una medicina pública con un servicio decente y con stock de medicinas? ¿De dónde van a salir los fondos?

Hay que entender que más allá de promesas fantasiosas, el problema está en esa Constitución que un expresidente dejó enquistada desde el 2008. Esa es realmente la bacteria a eliminar si queremos mejores días para el Ecuador.

Hay que destruirla y crear una nueva con dos aristas innegociables; una Constitución menos garantista de los “derechos humanos” de quienes atentan contra los derechos de los ciudadanos, una reingeniería en cuanto a su esencia para que nuestra constitución dejen de ser estatista y abra realmente las puertas a la inversión privada.

¿Se van a reducir los impuestos o se va a plantear una nueva reingeniería de distribución a los actuales impuestos?

¿Qué hay de las instituciones del Estado que no tienen razón de ser y deben desaparecer? Tales como: el Consejo de Participación Ciudadana, prefecturas, Banco Central entre otras.

Quiero pensar que el formato del debate es el causante de tan mediocre papel. Tratar de que un candidato responda en 20 segundos a un plan de gobierno, como si estuviera en una prueba en la escuela, resulta poco útil.

Por cierto, con el papel que realizaron esos moderadores resultaba más productivo poner una grabadora que le recuerde el tiempo que les quedaba a los candidatos; pues nunca los escuche obligar a los aspirantes responder a las preguntas que se les hizo.

No queda más que quedar esperanzado de ser testigo de un mejor debate, más claro y con mejores moderadores para la segunda vuelta. Cuatro horas de “debate”, que pudieron ser un mail.

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