EDITORIAL
Hace siete años, el 7 de septiembre de 2017, la Asamblea Nacional del Ecuador, “en uso de sus atribuciones, constitucionales y legales”, resolvió por unanimidad declarar el Día Nacional de la República el 11 de Septiembre de cada año, en homenaje a la fecha de suscripción de la Primera Constitución Política del Ecuador que se llevó a cabo en esta ciudad, en el año 1830. Una comisión de asambleístas vino a Riobamba con el objetivo de hacer la entrega oficial de esta declaratoria histórica a las autoridades de la ciudad y la provincia, de manera especial a la ciudadanía, en el marco de la sesión solemne que se llevó cabo en el salón del Sesquicentenario del Colegio Maldonado. Así se consolidó el reconocimiento de la Sultana como la cuna del nacimiento del Constitucionalismo en el Ecuador.
En el Articulo 2 de la Resolución, se exhorta al Ministerio de Educación, así como al órgano rector de la Educación Superior en el país, para que durante el “Día Nacional de la República” se dispongan la celebración del mismo en todos los planteles educativos del país”. En el Articulo 3, se recomienda que “la máxima autoridad de la Función Legislativa el 11 de septiembre de cada año, convoque a sesión de Pleno de la Asamblea Nacional, en la ciudad de Riobamba, donde nació el constitucionalismo en el Ecuador”. Estas dos puntualizaciones establecidas en el acuerdo de la Asamblea están en concordancia con el Art. 95 de la Constitución de la República que declara: “La participación de la ciudadanía en todos los asuntos de interés público es un derecho, que se ejercerá a través de los mecanismos de la democracia representativa, directa y comunitaria”.
Lamentablemente, la Resolución de la Asamblea, durante los siete años de su vigencia, no ha sido instrumentada, utilizada, aprovechada por los organismos correspondientes cantonales y provinciales de Chimborazo, para convertir a Riobamba en un destino nacional en el ámbito turístico-patriótico-cívico-cultural, con el consiguiente impacto económico por la presencia de visitantes cada año. Tampoco se ha hecho algo significativo para posicionar a la Sultana en el ámbito nacional en el marco de esta coyuntura de profunda connotación histórica.