TESTIMONIO
En la primavera de 2023, Luis Enrique tocó fondo. Venía de perder a su hija Xana y de una amarga salida de la selección española tras fracasar en el Mundial de Qatar. Sin club, sin rumbo, parecía quedar al margen del fútbol grande. Hasta que el PSG apostó por él.

Un año después, el técnico asturiano escribió la página más gloriosa en la historia del club francés: campeón de la Champions por primera vez, con una goleada inolvidable al Inter (5-0) en Múnich. Pero el punto de quiebre no fue la final, sino una arenga contra la Real Sociedad: “¡Si hay que perder, perdemos! ¡Pero jugamos!”.
Con una plantilla joven y moldeable, Luis Enrique encendió la chispa de una revolución futbolística. Reivindicó el juego de posición, la valentía y la libertad en el campo. Recuperó el legado del Ajax de Kovacs y Cruyff, lo reinterpretó y lo convirtió en un estilo arrollador.
Convencido de que el fútbol debe vivirse de esa manera que contagió a todos sus dirigidos, tener a un líder como Luis Enrique sin duda es el testimonio y ejemplo de resiliencia, trabajo y superación.