Un hombre de 26 años, con antecedentes penales, fue detenido en el circuito Terminal Terrestre de Riobamba durante un operativo policial que permitió la incautación de 25 gramos de pasta base de cocaína, equivalentes a unas 250 dosis, además de dinero en efectivo y un teléfono celular, elementos clave para la coordinación del microtráfico.

La intervención, denominada “Independencia 39”, se realizó el 12 de agosto bajo la supervisión de la Jefatura de Investigación Antidrogas de la Subzona Chimborazo, como parte de una estrategia para combatir el tráfico de drogas en espacios públicos de alta circulación.
En Riobamba, como en muchas ciudades del país, el microtráfico no es un fenómeno oculto o reservado a zonas marginales poco transitadas. Se desarrolla en espacios públicos concurridos, donde el flujo de personas facilita el anonimato y reduce el riesgo para quienes lo operan.
El Terminal Terrestre es un escenario perfecto: cientos de pasajeros, vendedores ambulantes, turistas y residentes se cruzan diariamente, y en ese ir y venir se mueven pequeñas dosis que pueden cambiar de manos sin llamar la atención. La detención de un individuo es solo la punta del iceberg.
Detrás de esa persona hay una estructura informal, que muchas veces involucra a jóvenes que fueron consumidores y que ahora asumen el rol de vendedores para sostener su propia adicción o para sobrevivir económicamente.
Este tipo de redes son difíciles de erradicar porque se alimentan de la pobreza, la falta de oportunidades, la deserción escolar y el abandono social. Cada dosis vendida es un eslabón más que mantiene en movimiento esa cadena que afecta tanto al microtraficante como al consumidor y a toda la comunidad.
La Policía Nacional ha incrementado sus operativos en zonas urbanas estratégicas para frenar la venta al menudeo. La intervención en la terminal de Riobamba es un ejemplo de ello, en donde se busca desmantelar puntos de distribución antes de que la droga llegue a barrios y colegios.
Sin embargo, el control policial es solo un componente de la solución. El microtráfico responde a una demanda social compleja y requiere además políticas integrales que incluyan prevención, programas de rehabilitación y oportunidades económicas.