Día de la Tierra

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Hoy, es el  Día de la Tierra.   Esta conmemoración, con el telón de fondo de la contaminación planetaria del coronavirus, es una oportunidad para que todos los habitantes reconozcan al planeta como el hogar en el cual habitan, para  tomar consciencia sobre su cuidado y preservación;  es un llamado a proteger y cuidar el hábitat en que  todos  convivimos, donde  se encuentra todo lo que amamos, todo lo que conocemos; todos  y cada  uno de los seres humanos que existen, que viven y  vivieron sus vidas.

Esta Tierra nos jugó una mala  pasada a los ecuatorianos  el viernes 16 de abril del 2016 cuando  tembló y  con su temblor trajo destrucción y muerte, llanto y sufrimiento a  las provincias de la  Costa, especialmente Manabí y Esmeraldas. El resto del Ecuador se vistió de solidaridad y masivamente acudió en auxilio de los hermanos,  víctimas de uno de los terremotos más violentos de  nuestra historia.

Y ayer con el desastre del terremoto y hoy con el azote del Covid-19, tenemos la certeza que tras la tempestad  viene la calma; tras la noche, el amanecer; tras la desolación, la paz; tras la destrucción y la muerte, la reconstrucción y la vida en el marco de la solidaridad, de la unidad nacional, de la disciplina colectiva para mantenernos en casa, porque juntos, sí podemos.

La tierra que habitamos, nuestra “MadreTierra” abarca en su seno diversos países y regiones, con  miles de millones de seres humanos de diversas razas, credos, costumbres   en medio  de una infinita gama de diversidad,  en total interdependencia   con innumerables  especies vivas . La Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar. Para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía con la naturaleza y el planeta.

Que la celebración del Día Internacional de la Tierra  nos permita recordar que es  responsabilidad colectiva de todos los seres humanos  fomentar la  armonía entre la naturaleza y la Madre Tierra; que es  urgente y necesario desde la educación,  despertar  la concienciación pública sobre  los problemas que afectan a la Tierra y a las diferentes formas de vida que en ella se desarrollan.

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