EDITORIAL
Mañana lunes 19, se celebra el Día del Municipio Ecuatoriano, en conmemoración de la fecha en la que se instaló el Primer Cabildo de Santiago de Quito en 1534. Fue el punto de partida para la organización de los cabildos municipales en distintas ciudades del Ecuador, que en sus respectivas jurisdicciones territoriales, en la mayoría de los casos, han trabajado patrióticamente y muchos visionariamente en beneficio de sus habitantes.
Efectivamente, el rol de los gobiernos municipales es de gran responsabilidad, en el ámbito de sus competencias y territorio, para planificar y potenciar el desarrollo cantonal en los más variados aspectos. Temas generales como el fomento del desarrollo local, apoyo a la educación y la cultura, identidad local y servicios sociales y otros específicos como el agua potable, alcantarillado, depuración de aguas residuales, saneamiento ambiental, control sobre el uso y ocupación del suelo, tránsito y transporte público, patrimonio arquitectónico, natural y cultural, catastros inmobiliarios, extinción de incendios, mercados y otros que esperan mano firme y democrática de alcaldes, alcaldesas, ediles que accedieron a posiciones de liderazgo cantonal mediante el voto popular, y de acuerdo a la ley, deben periódicamente rendir cuentas al pueblo sobre el cumplimiento de sus respectivos planes de trabajo, los unos en función de sus responsabilidades administrativas y ejecutivas y los otros desde la fiscalización y legislación a través de ordenanzas.
En cualquier caso, el municipio, los GADs cantonales tienen sobre sus hombros trascendentales responsabilidades que tienen que ver con el buen vivir de sus conciudadanos y porque además, deben ser referentes de patriotismo, transparencia, verticalidad en las acciones y problemas que a diario deben enfrentar con el apoyo de jefes departamentales y personal de oficina para brindar la atención al público, como suele decirse, con calidez y calidad en el marco de una administración eficiente y eficaz.
En resumen, los municipios son fundamentales para la administración eficiente de los recursos, la participación ciudadana, y el desarrollo integral de las comunidades. Su cercanía a los ciudadanos les permite abordar problemas específicos de manera más eficaz y adaptada a las realidades locales.
