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jueves, septiembre 18, 2025

Día Internacional de la Paz

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Escenarios de guerra, destrucción y muerte están instalados en muchos lugares del planeta. Lo están en Ucrania y Rusia, lo están en Israel y Gaza y pueden extenderse a otras latitudes. Voces de confrontación resuenan en Corea del Norte, en Venezuela, en el continente africano, mientras los organismos internacionales invocan a los líderes a resolver los problemas como estadistas.

Este escenario de violencia y confrontación reinantes es un despropósito, un contrasentido frente a lo resuelto por la misma Asamblea General de las Naciones Unidas cuando en de septiembre de 2001 “decide que, con efecto mundial, a partir del quincuagésimo séptimo período de sesiones de la Asamblea General, se observe el Día Internacional de la Paz el 21 de septiembre de cada año, fecha que se señalará a la atención de todos los pueblos para la celebración y observancia de la paz”. No hay que olvidar que, según la misma ONU, “La paz y la democracia están vinculadas íntimamente. Juntas constituyen una alianza que promueve el bienestar de todos”.

Según el papa Francisco, para “conseguir la paz se necesita valor, mucho más valor que para hacer la guerra”. Por su parte, el inmortal Juan Pablo II dijo: “Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz”. Los dos papas, el de ayer y el de hoy, coinciden en la necesidad de ser valientes para construir la paz.

El Ecuador y el mundo necesitan de paz para su progreso, no la turbulencia que arrasa y destruye; necesita acuerdos, sosiego y buena relación de unas personas con otras; no quiere broncas y pleitos; requiere concordia; no quiere turbación y desborde de pasiones políticas; no quiere riñas y desazones en la familia ecuatoriana. El Ecuador quiere paz, reconciliación.  Que vengan al diálogo planteado sin ánimo de reñir, que venga en paz, sobre todo, en estos momentos tan aciagos que vive el país por efecto del clima.

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