A propósito de que hoy se celebra el Día Continental de la Libertad de Prensa bien vale algunas reflexiones sobre este tema ligado a los derechos humanos. Así, el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos puntualiza que “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” A su vez nuestra Carta Magna, en el Art. 18 afirma: “Todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen derecho a: 1. Buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa acerca de los hechos, acontecimientos y procesos de interés general, y con responsabilidad ulterior.”
Los regímenes democráticos reconocen que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática. No así, el poder que viene de la fuerza, del irrespeto a la vocación de los pueblos libres, donde la tiranía y el despotismo abren escenarios para el atropello, la persecución a los periodistas, las censuras, los cierres de medios de comunicación, las barreras, los obstáculos y trabas para la difusión del pensamiento crítico.
El periodista, en su cotidianidad, en su trajinar de día a día señala y presenta realidades y problemas de la comunidad. Y en esa misión de informar, muchas veces ha sufrido incomprensiones, carcelazos, penalidades y hasta ha rendido tributo a la vida en manos de criminales de la mafia, del crimen organizado, del narcotráfico. Y han seguido adelante sin dar marcha atrás. Nuestra admiración y pleitesía a estos seres superiores. Como nuestro rechazo a quienes, valiéndose de la radio, televisión, periódicos construyen plataformas políticas con fines personales y deshonestos.
