Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo

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Cuando, en algún momento, se retorne a la normalidad, los miles de lugares de trabajo se deberán convertir en murallas infranqueables para detener el avance mortal de la pandemia.

Hoy es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. En las dolorosas circunstancias actuales que vive el mundo por el azote del coronavirus (COVID-19), la ONU, al conmemorar este luctuoso día para la salud mundial, incluye en su agenda el siguiente mensaje: “Detener la pandemia: la seguridad y la salud en el trabajo salvan vidas”. Porque efectivamente, esa es la tarea planetaria más urgente. Y en eso están empeñados los círculos científicos, las facultades de Medicina, los investigadores.

Es lo que se diría en nuestro lenguaje de ecuatorianos: una minga mundial para enfrentar las crisis sanitaria, humanitaria, alimentaria, social y económica vigentes. Mientras tanto, el flagelo continúa, los muertos siguen multiplicándose, los contaminados o no recluidos en los centros de salud y en los hogares.

En junio del año pasado, en la Conferencia del Centenario de la OIT, se hizo un llamamiento para la prohibición y la prevención de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, tomando en cuenta que son una amenaza significativa y continua para la salud y seguridad de los trabajadores, así como para la productividad y reputación de las organizaciones.

Hoy, más que nunca, se hace indispensable controlar las enfermedades infecciosas en los espacios laborales, de manera especial del COVID-19 porque los trabajos se convierten en lugares claves para prevenir y controlar brotes. No es posible concebir el bienestar del ser humano en el mundo laboral sin seguridad y salud en el trabajo y esto depende de una serie de factores que van desde la alimentación, el medio ambiente, el aseo, la limpieza, el uso del agua, la seguridad vial hasta la creación de ambientes saludables.

Y esto involucra a todos: patronos y trabajadores, Estado, sector público y privado; en definitiva, a la sociedad en conjunto. Cuando, en algún momento, se retorne a la normalidad, los miles de lugares de trabajo se deberán convertir en murallas infranqueables para detener el avance mortal de la pandemia.

 

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