POLÍTICA
Quito se convirtió en el epicentro de un debate trascendental en la política ecuatoriana. La Asamblea Popular Plurinacional, convocada y liderada por el excandidato presidencial Leónidas Iza, buscó definir la postura del movimiento indígena y diversos sectores sociales ante las elecciones del próximo domingo 13 de abril.

La disyuntiva estaba clara: apoyar a Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana, o respaldar la reelección del presidente Daniel Noboa, representante del partido ADN. Todo ocurrió el martes 12 de marzo de 2025.
Luego de intensos debates y análisis políticos, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), junto con otros 75 grupos sociales, tomó una decisión contundente: “Ni un solo voto a la derecha”. Esta declaración, interpretada como un rechazo directo a Noboa, pareció confirmar un eventual apoyo a la candidatura de González.
Sin embargo, la resolución no tardó en generar reacciones adversas dentro del propio movimiento indígena. Fernando Guamán, presidente de la Comich, cuestionó abiertamente la legitimidad de la decisión, argumentando que esta había sido tomada a título personal por Leónidas Iza y Guillermo Churuchumbi, sin el consenso de las bases.
“El respaldo a la Revolución Ciudadana es una traición al movimiento indígena y a la Conaie. Se ha abandonado el sentir de las bases”, sentenció Guamán. La división dentro de la Conaie refleja una realidad más amplia en la política ecuatoriana, la fragmentación de liderazgos y la disputa por el control de los sectores sociales.
La decisión final de los votantes indígenas podría resultar determinante en una elección, donde el margen de victoria podría ser estrecho. Desde Chimborazo, Guamán aclaró que su sector había planteado una postura distinta en la Asamblea de la Conaie: “No apoyar a la Revolución Ciudadana y dejar en libertad a las bases para que opten entre respaldar a Noboa o impulsar el voto nulo”.
Esta alternativa contrasta con la narrativa de la Asamblea Popular Plurinacional, organizada posteriormente por Iza, la cual algunos dirigentes consideran una estrategia paralela para legitimar una decisión ya tomada de antemano. A menos de un mes de los comicios, la incertidumbre persiste.
¿Prevalecerá la postura oficial de la Conaie o el descontento de sus bases podrá marcar una tendencia diferente en las urnas? Lo que es claro es que la Asamblea Popular Plurinacional ha dejado al descubierto una fisura en el movimiento indígena que podría redefinir su rol en la política ecuatoriana a futuro.
El desacuerdo interno dentro de la Conaie evidencia una fractura que podría debilitar la influencia política del movimiento en el proceso electoral. Mientras algunos sectores respaldan la decisión de Iza, otros insisten en que el verdadero mandato de la Conaie debe ser el de mantener independencia política.