Discurso del Estado de la Unión 2020

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Creo no equivocarme si digo que pocas veces un discurso del Estado de la Unión ante el Congreso de los Estados Unidos ha estado tan cargado de populismo como el último pronunciado por el presidente Donald Trump. En medio de saludos y aplausos el presidente subió al estrado, se aflojó el botón de su leva y sacudió las solapas. Enseguida entregó una copia del discurso a la presidenta de la Cámara de representantes Nancy Pelosi. Desde el inicio de su discurso insistió en los logros en materia económica y laboral de su administración. Habló de las cifras de desempleo, de su poderío militar y que Estados Unidos es nuevamente un país respetado. Interrumpido reiteradamente por los aplausos de la concurrencia republicana el discurso estuvo lleno de palabras de autocomplacencia y remarcó que “el estado de la nación es más fuerte que nunca antes jamás”.

El discurso derivó en un agrio episodio propio de un programa de televisión de la señora Laura Bozzo. Los fake news se iban deslizando en medio del derroche de emociones para lo cual utilizó historias personales de ciudadanos que habían sido invitados a escuchar el discurso del presidente. El populismo rampante del presidente Trump estuvo matizado por algunos gestos de vergüenza ajena de algunos presentes en el salón y también fue notorio el color blanco de la vestimenta escogida por varias mujeres congresistas.

El presidente Trump habló de los esfuerzos de Estados Unidos por restaurar la democracia en la región, se refirió en particular a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Dijo que su administración está dirigiendo una coalición de 59 naciones contra el dictador socialista de Venezuela. Los presentes rompieron en aplausos cuando amenazó con destruir “la tiranía” de Maduro. En ese momento presentó al golpista Juan Guaidó y lo llamó legitimo presidente! Fue un momento emotivo para la reacción estadounidense que hasta hubo un congresista que se santiguó mirando a Guaidó. “El socialismo destruye las naciones y la libertad unifica las almas” –dijo el presidente- y que para salvaguardar la libertad de Estados Unidos se han invertido 2.2 millones de millones de dólares en el ejército norteamericano. Apelando al sentimiento belicoso y militarista dijo que las únicas victorias que importan son las victorias a favor de Estados Unidos.

No pudo faltar el tinte xenófobo y anti-inmigrantes en su discurso, habló de la construcción del muro, de nuevas curas para el cáncer y el sida y hasta de plantar en todo el mundo un millón de millones de árboles. Finalmente dijo que en Estados Unidos no se prohíben los símbolos de fe, “celebramos la fe –dijo- nos encanta la religión, alabamos nuestras voces en oración y elevamos nuestros ojos a la gloria de Dios”. Cuando se pensaba que el discurso devendría en un sermón de iglesia defendió la segunda enmienda relativa a portar armas. “Lo mejor está por venir” sentenció al final de su discurso y en ese preciso momento la presidenta Pelosi rompió el discurso. “Era lo más cortés que podía hacer” habría declarado luego de escuchar ese “discurso tan sucio”.

 

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