Dos tiranos y un camino

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Por: José Gonzalo Bonilla

La señora María Elvira Cacuango, una mujer menuda y muy trabajadora, siempre llega puntual a su trabajo en nuestra casa. Prepara deliciosos potajes y cuida de la decoración con un delicado gusto. Junto a su esposo han sabido educar con sabiduría a sus dos hijos. En familia tienen propósitos y sueños para el futuro. Tienen una vida con proyectos y sueños. Esta mañana que le he preguntado qué opina sobre el paro indígena. Ella con total claridad me ha dicho que la interrupción de las actividades productivas en el campo perjudica a la mayoría de los indígenas que viven en Cayambe.

Su madre, una mujer de 60 años, en la paralización anterior, ella estima que perdió alrededor de $ 500. No pudo sacar para la venta varios litros de leche, pues tuvo que botarlos a la tierra; las legumbres se pudrieron y perdió la posibilidad de vender dos borreguitos.

A más de sufrir esa pérdida económica tuvo que pagar $ 20 como “contribución voluntaria” para la movilización campesina. De no hacerlo, serían castigados con el corte de agua de riego que administran los dirigentes de la comunidad, sin rendir cuentas. Ella solo sabe que esos fondos “voluntariamente donados” han servido para que los líderes vivan bien, se compren camionetas y mejoren su propia calidad de vida.

Por las pérdidas que causa toda paralización, María Elvira se muestra contraria a toda inmovilización. Para romper con esa apatía de los campesinos, los líderes de la CONAIE imprimen obediencia por medio del castigo económico y social en las comunidades. Es en este contexto que juega Leonidas Iza su liderazgo. Mantiene obediencia y sumisión propias de un señor feudal más que de un líder democrático.

Pese a reconocer que en el juego de la democracia en las últimas elecciones lograron, en un proceso colmado de sospechas, ser la segunda fuerza. Sin embargo, no renuncia a seguir bregando por el derrocamiento del sistema democrático. Para ello se juntan con el correísmo, social cristianismo y un sector de la Izquierda Democrática para pedir la renuncia de Lasso.

Todas esas fuerzas políticas saben que en el 2025 se les vuelve cuesta arriba llegar al poder.  Haber ganado la consulta, más por confusión ciudadana, hace pensar a los golpistas que son la fuerza ciudadana con mayor representación. Otra suerte hubiera corrido el movimiento indígena si el gobierno preguntaba si todos los ecuatorianos avalábamos los acuerdos logrados con los líderes indígenas. Bastaba una sola pregunta, una sola pregunta y la suerte de los indígenas no tendrían sometido a las cuerdas al presidente de la República.

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