EDITORIAL
Hoy, 20 de noviembre, el Ecuador, como nunca antes en su historia estará en la mira del mundo por la magia de las tecnologías del siglo XXI, pero sobre todo por el embrujo, el atractivo, el encanto del Rey de los Deportes: el fútbol.
Nunca antes, ni siquiera los desastres naturales del Ecuador, las erupciones volcánicas, los sucesos históricos relevantes venidos desde la política, la cultura, las protestas sociales, las visitas papales, etc. han logrado concitar el interés del gran público mundial que tendrá puestos sus ojos en las pantallas de toda marca y dimensión, donde miles de millones de espectadores, repartidos en todas las latitudes de la Tierra, disfrutarán de la inauguración del Mundial Qatar 2022 en medio de un espectáculo alucinante que oferta un país pequeño ultra moderno por obra y gracia de los petrodólares, tantos como de las arenas que le rodean.
En este escenario futbolísticamente festivo, el Ecuador es el protagonista al medir sus fuerzas con el exótico anfitrión. Ahí, nuestros muchachos darán todo de sí para llevarse los tres primeros puntos para dar un alegrón a 18 millones de sus compatriotas que, por estos días están pasando aciagos momentos a causa de los efectos de la pandemia, de la macrocorrupción de ciertos sectores políticos y más avatares de la vida nacional.
Es incalculable la imagen mundial que alcanzaría la Tri, con el primer triunfo en Qatar y la alegría que explotaría en millones de ecuatorianos frente a un sueño convertido en una maravillosa realidad, sería extraordinaria. De ahí la importancia de que los directivos responsables de la participación ecuatoriana en el mundial, se hayan ocupado, no solo del desarrollo de habilidades deportivas de los seleccionados, sino también de profundizar el sentido de patria, para que, con un espíritu fuerte, pletórico de civismo, de amor a la camiseta, no sucumban a supuestas tentaciones monetarias que irresponsablemente se han difundido en las últimas horas. Más allá de las falsas noticias, estamos seguros que en nuestros deportistas prevalecerán sus valores frente a cualquier otra circunstancia o tentación coyunturales.