El caso de Quito como un ejemplo

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Jorge Yunda fue destituido de la Alcaldía de Quito. Aunque aún es investigado por la justicia ordinaria y no se ha determinado su culpabilidad de presuntos casos de corrupción, las pruebas que lo delataron mediante varias plataformas de redes sociales fueron necesarias para que desde el Concejo Cantonal sea removido de su cargo. 

El caso de Yunda se convirtió en una clase de derecho y en una muestra de ‘estrategias, argucias y jugadas’ que incluso se extralimitaron. Los interesados en que Jorge Yunda salga de la Alcaldía lanzaban sus dardos; y el hoy ex alcalde, con sus abogados, hacía lo mismo. Las interpretaciones que amenizaban el ambiente no faltaron para tratar de comprender quién tenía la razón y quién debía dar el último martillazo sobre el futuro de la Capital de los ecuatorianos.

Pero, por sobre el juego de intereses y aplicación de normas, la Corte Constitucional no perdonó y fue implacable con la corrupción. Con su traje de bioseguridad Jorge Yunda parecía que se erigía en el redentor de una ciudad agobiada y azotada por el Covid-19, en tanto su travieso hijo ponía a prueba sus influencias con los más altos funcionarios del Municipio quiteño.

Lo que pase con Santiago Guarderas lo definirá el tiempo. La Alcaldía le llegó envuelta como un regalo y habrá que ver qué hace con eso. En otra página de esta historia, lo que nos queda claro es que, tarde o temprano, en la función pública la corrupción y otras mañas se llegan a saber.

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