Artículo de Opinión por: Antonio Ricaurte
1.- Nicolás Maduro, con un fuerte olor a fraude, ganó la reelección presidencial de Venezuela. Logró su objetivo luego de un proceso lleno de oscuridad, en el que, entre otras muchas cosas, se impidió la participación de María Corina Machado. También se registraron abusos a la democracia y a la libre participación ciudadana.
2.- En Ecuador nos podemos perder muy fácilmente. Nos autoengañamos por nuestros micromundos, por los entornos en los que nos desenvolvemos: medios de comunicación, noticias, amigos, conocidos; información que nos llega, según el patrón de comportamiento en nuestras redes sociales y en nuestros entornos sociales.
3.- No sabemos el comportamiento, cómo piensa y qué quiere la gente en Venezuela. Al menos, no hemos tenido datos serios de encuestas de opinión cuantitativas ni tampoco análisis cualitativos (focus group).
4.- A la gente, lo que más le importa es tener una buena situación económica. Al parecer, en Venezuela, ha empezado a mejorar la situación y se ha frenado la inflación. Muchos empresarios e inversionistas han regresado y han emprendido procesos de inversión. La economía del país se está dolarizando; de esta manera, la población vive una suerte de estabilidad que no ha sentido desde hace años.
5.- Un país, una sociedad que ha sufrido tanto, ha empezado a recibir con satisfacción el hecho de que su vida sea un poco menos catastrófica que antes. Quieren proteger ese bien preciado, no desean perder lo poco que ahora poseen y tienen miedo de un cambio de Gobierno. El pueblo venezolano se ha enamorado de su secuestrador; se acostumbró a vivir con su captor. Es una sociedad que padece el síndrome de Estocolmo.
6.- Más allá de la realidad que vive Venezuela, el 85% de la población en Ecuador odia a Nicolás Maduro. El correísmo ha hecho campaña por ese personaje, lo ha defendido y se ha pronunciado públicamente y con gran fuerza a su favor. Muchas figuras visibles del correísmo viajaron a Venezuela como veedores del proceso electoral.
7.- Hoy, el correísmo está feliz por el triunfo electoral de Maduro; ven como suyo ese hecho y están extasiados. Ecuador no es Venezuela; acá la gente odia a Maduro. Nadie quisiera que este país se convirtiera en Venezuela. El correísmo participa en elecciones aquí, no en Venezuela. Y, si el correísmo es igual a la Venezuela de Maduro, entonces están liquidados electoralmente. Ellos se han encargado, con gran esmero, de identificarse con un personaje al que detesta la mayoría de los ecuatorianos.