¿El edificio del Colegio Maldonado, un museo?

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Según el cronista Edwin Chávez Medina, la pretensión de  reducir a la categoría de un museo a uno de los más icónicos símbolos de la riobambeñidad, es una idea peregrina y descabellada que ronda en el absurdo.

El Maldonado no es solamente el soberbio edificio neoclásico orgullo de la Sultana de los Andes, el Maldonado son 152 años de historia, son sus alumnos y exalumnos, sus maestros, sus hechos gloriosos, el germen de los demás colegios de la ciudad.

“No estoy en contra de los museos, son la salvaguarda de la memoria de un pueblo, repositorios de la cultura de un determinado lugar, pero son generalmente sitios inertes, fríos, extemporáneos, anacrónicos que acumulan polvo y olvido y el Maldonado no se construyó para ese fin”, afirmó.

El nuevo concepto de centros históricos incluyen la dinamia citadina, la convivencia social, la habitabilidad de sus viviendas, el dinamismo comercial y quien mejor que los jóvenes estudiantes para animar una ciudad con su desbordante vitalidad y su alegría envolvente. Transformar el edificio del Colegio Maldonado en un gigantesco museo de 15 mil metros cuadrados sería “matar” el centro histórico de Riobamba que está considerado como el tercero mejor conservado después de Quito y Cuenca.

Inaugurado en 1927, el señorial edificio fue construido para albergar al primer plantel secundario de la provincia; su diseño cumple perfectamente con todas las exigencias pedagógicas. Amplias y bien iluminadas aulas, laboratorios y gabinetes, grande y elegante salón de actos, amplio gimnasio, tres patios de recreo, piscina, salón de profesores, biblioteca, museo de ciencias, entre otros, razón por la cual, pretender convertir todo esto en un museo sería trocar al edificio en una lúgubre y triste mole de piedra tallada. (16)

 

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