Se hizo oficial la repentina transferencia de Óscar Zambrano al NK Maribor de Eslovenia, un salto extraño hacia un destino poco habitual para los jugadores nacionales, con una estructura privada que apuesta por el talento sudamericano.
Zambrano, surgido de Liga Deportivo Universitaria es considerado uno de los mediocampistas con mayor proyección en el país, estuvo en el radar de clubes ingleses y brasileños. Sin embargo, su carrera miró para otro lado tras la sanción por doping que lo alejó de las canchas durante varios meses.
La sanción, que vence el 3 de noviembre, lo dejó sin ritmo competitivo y con un futuro que parecía incierto. La noticia de su llegada al Maribor sorprendió porque se trata de un club que difícilmente figura en el mapa principal del fútbol europeo.
Lejos de Inglaterra, España o Italia, el equipo esloveno no parece ser el escaparate natural para un jugador con el talento de Zambrano. Pero detrás de la operación hay una conexión que cambia la perspectiva. El Maribor pertenece al empresario turco Acun Ilıcalı, un personaje influyente en el fútbol europeo, que también controla al Hull City de Inglaterra.
Precisamente, Zambrano jugó en el club inglés hasta mediados de 2024, antes de que su sanción frenara cualquier intención de compra definitiva. Esta red de equipos bajo un mismo propietario convierte a los futbolistas en fichas de una estrategia de negocios.
Zambrano no llega a Eslovenia únicamente para competir: lo hace para mantenerse en el radar del conglomerado de Ilıcalı y, en el mejor de los casos, recuperar el nivel suficiente como para dar el salto de regreso al Hull City.
