Por: Carlos Freile
Cualquier lector avezado en las lides futboleras ya habrá pensado que me refiero al fútbol español, no al de otras latitudes, por razones obvias que me permito reseñar:
1ª El club de fútbol Barcelona pagó al vicepresidente del Comité de Árbitros español la irrisoria cantidad de 8’400.000 euros durante 17 años. Este señor dirigía los ascensos y descensos de categoría de los árbitros, téngase en cuenta que una subida significa 100.000 euros más al año en el salario. Hasta hace unos años este delito no prescribía; pero el Gobierno socialista nombró a un socio del Barça a un cargo en el ente que regula el deporte y este señor cambió la norma, ahora prescribe a los tres años; años que ya pasaron en el caso del señor sobornado.
2ª El hijo del mencionado vicepresidente brindaba servicio de coaching a diferentes árbitros, y no gratis, se entiende. Por cortesía, además, les acompañaba en auto al estadio en que jugaba el equipo de sus amores, el Barça.
3ª La empresa de TV que ha transmitido por años los partidos de la Liga Española pertenece a un socio activo del Barça; el encargado de escoger las imágenes para la revisión por parte del VAR es también socio del Barça.
4ª La fecha para inscribir jugadores en esta Liga caducaba el 31 de diciembre de 2024. Las autoridades del fútbol no admitieron la inscripción de dos jugadores del Barça después de esa fecha; el club presentó una medida cautelar ante las autoridades deportivas del Gobierno, y una de ellas, socialista, les concedió la medida. A todo esto, ¿qué han dicho la FIFA o la UEFA, tan celosas de que no intervengan los gobiernos en el manejo del fútbol? Nada; “silencio sepulcral, completa calma”.
5ª Hasta el mes de abril de este año, se daban algunas estadísticas muy curiosas: los rivales del Barça recibían 1 tarjeta amarilla cada 4 faltas, los del Real Madrid, 1 cada 29. El VAR anuló 13 goles al Barça y 36 al Real Madrid. Si retrocedemos y buscamos entre 2004 y 2018 encontramos que los rivales del Barça recibieron 71 tarjetas rojas más que el propio equipo y los rivales del Real Madrid 17 menos que este; los rivales del Real Madrid recibieron 220 tarjetas amarillas y los del Barça 697.
6ª El jugador estrella del Barça insultó por lo menos tres veces a la virtuosa madre de los árbitros, pateó con fuerza la pelota hacia el graderío (y lesionó el brazo de un anciano), dio un bofetón a un contrario a dos pasos del juez… Ni amarilla. A un jugador del Real Madrid le rompieron la ceja, a otros dos les sacaron sangre de tobillo, a otro le golpearon en la nuca desde atrás, a otro le agarraron del pelo en el área contraria…. Ni amarilla.
¿Quedó claro? Y conste que no se han descrito las “palancas” fraudulentas.
Detrás de esta corruptela, probada hasta la saciedad, no solo se oculta la mala fe de autoridades políticas y directivos del fútbol (nacionales y del club), sino la complicidad cobarde y delictiva de toda una cohorte de periodistas de diversos países y medios, quienes hasta hoy ocultan esta sórdida realidad.
Detrás de los títulos ganados de esta manera no solo se esconde el daño económico a los clubes perjudicados sino el moral, dentro del cual se debe anotar el detrimento psicológico de los jóvenes jugadores de los equipos víctimas de este entramado de corrupción sistémica, quienes entran a la cancha en cada partido con la convicción de que las reglas no funcionan igual para todos y que ellos serán víctimas de árbitros inmorales e indignos. Por otro lado, la campaña mediática desaconseja a los talentos jóvenes a enrolarse en equipos perjudicados de manera rutinaria pues con ello pondrían en peligro su carrera.
Frente a esta realidad, ¿qué dicen los defensores del juego limpio, de la no intromisión de la política en el deporte, del ejemplo a los niños…? Nada; “silencio sepulcral, completa calma”.