FÚTBOL
Han pasado cuatro años desde la partida de Diego Armando Maradona, un ícono que trascendió el fútbol y cuya ausencia física sigue siendo sentida por millones.
Ecuador es uno de los escenarios en los que Maradona deslumbró al público desde corta edad La relación de Maradona con Ecuador comenzó en 1979, cuando con 19 años visitó el país para enfrentar a Liga Deportiva Universitaria con Argentinos Juniors.
Aquel partido, recordado más por su intensidad que por el resultado (una goleada de 7-0 a favor del Albo), dejó una postal del carácter combativo de Diego, quien fue expulsado tras un altercado con el árbitro.
En 1980, regresó al país para enfrentarse a Barcelona, anotando su único gol en suelo ecuatoriano, demostrando la clase que lo definía. Maradona también dejó su fútbol en el estadio Capwell, enfrentándose a Emelec en 1993 con Newell’s Old Boys. Aquella noche, su zurda mágica definió un partido que aún resuena en la memoria de los aficionados.
Como jugador de Boca Juniors, Diego regresó a Ecuador en 1981 en un amistoso contra el Torero, y su última visita oficial fue en 1994, con la selección argentina, donde se enfrentó a una aguerrida Tri que ganó 1-0. Incluso fuera del césped, Maradona mantuvo un vínculo especial con Ecuador. En 2018, mostró su admiración por la Liga y reconoció al ídolo albo Hernán Barcos.
Ese gesto, como tantos otros, evidencia el alcance universal de su carisma y su conexión con diferentes culturas y fanáticos. Diego Armando Maradona será siempre recordado sus logros deportivos, y por el fuerte vínculo con los pueblos que tuvieron la fortuna de presenciar su magia. Su historia en Ecuador es una muestra más de la grandeza de un futbolista que dejó inmortalizado su nombre en el deporte.
