LIBERTADORES
Liga Deportiva Universitaria de Quito volvió a demostrar que su linaje internacional no es casualidad, ni relato. Con autoridad, contundencia y temple, goleó 3-0 a Central Córdoba de Argentina, se sacudió la crisis que la rodeaba, y selló su clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores como primero del grupo C.

Una noche con el golpe anímico que se esperaba. Liga llegaba con más dudas que certezas. La salida de su entrenador en pleno torneo, los cuestionamientos a su dirigencia, un plantel golpeado en lo anímico y los pobres resultados en el torneo local habían puesto en jaque a un equipo acostumbrado a competir, no a sobrevivir.
A eso se sumaba la presión de ganar sí o sí para avanzar. Pero como tantas veces, cuando parece estar al borde del abismo, el Rey de Copas ecuatoriano se transforma. Liga ganó, lo hizo con solvencia. Enfrente no tenía a un gigante del continente, pero sí a un equipo argentino que, aunque sin historia copera, mostró actitud ofensiva y disposición para competir de igual a igual.
Fue precisamente ese atrevimiento de Central Córdoba lo que terminó beneficiando a los locales. En un intercambio de golpes, Liga supo cómo, cuándo y dónde pegar. Patricio Hurtado, el técnico interino, fue fiel al estilo que alguna vez caracterizó a Liga en sus mejores años: orden defensivo, amplitud por las bandas y verticalidad en ataque.
La propuesta ofensiva tuvo sentido, conexión y claridad. Por primera vez en mucho tiempo, los albos parecieron jugar con convicción. El balón circuló con criterio, las transiciones fueron veloces y, sobre todo, hubo contundencia. El primer gol lo convirtió Alexander Alvarado tras una jugada elaborada.
A partir de ahí, el equipo creció de la mano de Alzugaray quien convirtió dos tantos más para sellar la clasificación con 11 puntos y líder del grupo.