Santiago Pazmiño
La Ley Orgánica Integral para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres entró en vigencia el día lunes 5 de febrero del 2018 y su reglamento estará listo como máximo hasta inicio de Mayo, la ley no es más que una norma general de interés común, una expresión de la voluntad soberana que manda, prohíbe o permite. El objeto de esta normativa, es prevenir, eliminar y erradicar toda violencia ejercida contra la mujer, entiéndase que la prevención debe ser ex ante delictum y la erradicación ex post delictum. La violencia se manifiesta por la existencia de relaciones de poder entre hombres y mujeres en las que la supremacía de lo masculino desvaloriza lo femenino y establece formas de control expresadas en distintos tipos de violencia como: psicológica, física, sexual, económica y simbólica. La violencia contra la mujer más que una conducta antijuridica, es un fenómeno social arraigado en nuestra Provincia de Chimborazo relacionado con diversas causas sociales, culturales, religiosas, económicas, étnicas que no han permitido el libre desarrollo de los derechos y libertades de las mujeres: por ejemplo, en los dogmas religiosos nos enseñaron que Dios tomo a Adán y de su costilla hizo a la mujer, este argumentum ad absurdum es inconcebible en un Estado constitucional de derechos y justicia, que no hace más que tratar a la mujer como objeto en lugar de un sujeto de derechos. Es conocido que, en el año de 1995 se promulgo la “Ley contra la Violencia a la Mujer y la Familia” conocida como ley 103, ahora bien, la pregunta es ¿Persiste aún la violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar? indudablemente que sí y esto sencillamente por cuanto si la norma que apela a la razón orientada a valores y al temor de su destinatario, hubiera sido eficaz, los femicidios no se habrían producido en Chimborazo, por consiguiente, el delito es, un fracaso de la ley penal en su intento de comunicación racional con sus destinatarios concretamente a los hombres machistas y misóginos.
