Por. Eduardo Díaz A.
Explorando las complejidades de los servicios públicos en la vida cotidiana, se destacan varios aspectos, que van desde la funcionalidad, hasta el maltrato al usuario del servicio, y, en consecuencia, su impacto en la sociedad. Y, es que el debate en torno a la importancia de la Planificación ciudadano-céntrica, es otro de los desafíos que tiene el estado para transformarse en las administraciones públicas, y profundizar en modelos de atención multicanal, con nuevos esquemas operacionales que den cuenta de la multicanalidad.
¡El realismo de los estados débiles, se aplaca son con la planificación participativa!
¿Y, por que refiero esta verdad sin filtros?
Porque días atrás llegó a la redacción de este Diario, una denuncia ciudadana, respecto de las precarias condiciones del Hospital General Docente de Riobamba, que van desde, la falta de funcionamiento de los calderos, pasando por la falta de insumos médicos, hasta la paupérrima atención al paciente.
Pero, esta denuncia, solo refuerza la ineficiencia de algunos servidores públicos, que no entienden que la administración pública es un servicio a la colectividad, es inaceptable otra Resolución, que es Pública del 03 de Junio, del Consejo de la Judicatura, donde se suspende a un fiscal de Riobamba, quien fue sancionado y suspendido por caer a golpes a otro agente fiscal a las afueras de la Institución, denuncias y quejas por maltrato al usuario del servicio, existen por decenas , hay que empezar a canalizarlas, para que Contraloría General del Estado, a través de sus atribuciones Constitucionales y Legales realice auditorias de gestión, en su integralidad.
Hace ya un tiempo que vengo escribiendo sobre el tema de la ineficiencia, la ignorancia y el maltrato a los usuarios.
Mientras el estado no adopte al menos estas medidas, y las lleve a sus prácticas cotidianas, el discurso de un Estado preocupado de sus ciudadanos se queda en eso, ¡el discurso!
Las funciones del Estado, se han visto plagadas por ineficiencia y corrupción, porque no responden a una política secuencial como política pública de estado, sino más bien a ideologías políticas y de gobiernos de turno dejando a los pueblos marcados con heridas profundas, raíces de odio y altos niveles de decepción.