Cada tercer domingo de junio, el calendario nos recuerda una celebración que, muchas veces, pasa desapercibida entre las prisas cotidianas: el Día del Padre. No hay desfiles ni campañas multitudinarias. No hay un protocolo establecido. Pero detrás de su aparente sencillez, esta fecha guarda un valor profundo: el reconocimiento a quienes, con esfuerzo constante y amor silencioso, construyen hogares, historias y valores.
Ser padre hoy va mucho más allá de una figura autoritaria o distante. Implica presencia, guía y sensibilidad. Es levantarse antes que todos para trabajar, y acostarse después de asegurarse que todo esté bien. Es aprender a escuchar, aunque el cansancio pese, y saber cuándo dar un consejo o cuándo simplemente ofrecer un abrazo.
En un mundo que cambia con rapidez, donde las nuevas generaciones enfrentan desafíos únicos, el rol del padre también se transforma. Hoy, muchos padres asumen con orgullo tareas que antes se creían exclusivas de las madres: cambian pañales, cocinan, acompañan al médico, participan activamente en la crianza y, sobre todo, están presentes. También es cierto que no todos los padres están, y no todos saben serlo. Por eso este día también es una oportunidad para reflexionar sobre la paternidad responsable, para educar en valores como el respeto, la ternura y el compromiso. Porque ser padre no es solo un título, es una decisión diaria.
En este Día del Padre, más allá del regalo o el saludo de rigor, pensemos en el verdadero homenaje: reconocer a quienes han sido faro en nuestras tormentas, impulso en nuestras metas y cobijo en nuestras caídas. A quienes han aprendido a ser mejores hombres al ser mejores padres.
En el Día del Padre, es el momento para recordar con unción, con la más profunda gratitud que él y ella, padre y madre, luchan a diario para forjar algo, para dejarles una herencia que no necesariamente solo tendrá olor a dólares, a bienes, a patrimonio, a caudal, sino a valores. No los que se cotizan en la bolsa, sino los que se afincan en el corazón y en el cerebro. Ese conjunto de rasgos morales, culturales, ideológicos, conceptuales que, en la sinergia familiar, tiene un valor inconmensurable.
¡Feliz día a todos los padres ecuatorianos!