Por: Rosalía Arteaga
Es el nombre que constará, según sus propios deseos, en la tumba del papa Francisco, quien determinó que debe ser una tumba sencilla, luego del funeral que se oficiará el sábado.
Esta disposición es coherente con el espíritu que animó la vida del primer Papa latinoamericano de la historia, el primer Papa no europeo, el primer Papa perteneciente a la Compañía de Jesús. La sencillez fue parte de su personalidad, lo que resaltó a través de sus acciones diarias y en las múltiples visitas que realizó a los más diversos confines del mundo, preocupado por la situación de las personas en general y no solo de los católicos.
En su calidad de obispo de Buenos Aires propició el diálogo interreligioso, actitud que mantuvo también en su ejercicio del papado, demostrando su apertura y pensando en Dios como uno solo, sin importar el nombre que se le dé o quienes practican su culto.
Seguramente sentiremos la falta de un Papa diferente, con gran sentido del humor, sin apegarse a ciertos convencionalismos, pero al mismo tiempo impulsor de reformas, lo que lo puso muchas veces en conflicto con los sectores más tradicionales de la iglesia, sobre todo cuando trató de romper la pesada burocracia vaticana e hizo pronunciamientos sobre temas delicados como el matrimonio de personas del mismo sexo o la posibilidad de comunión para los divorciados.
De igual manera atacó la corrupción e investigó en las finanzas y el destino de los recursos allegados por la banca vaticana, así como también propició más investigaciones y transparencia en temas candentes como la pederastia.
Durante su mandato al frente del Vaticano, varios jerarcas de la iglesia fueron separados de sus funciones cuando se comprobaron irregularidades.
Reemplazar a Franciscus no será tarea fácil, todos estaremos atentos a los resultados del Cónclave, de donde saldrá el humo blanco para anunciar quien es el sucesor de Pedro y regirá los destinos de la iglesia./ La Hora