ENTREVISTA
“El Mortero” se ha ganado un lugar entre los grandes del Ídolo. Primero como jugador parte del equipo campeón en 2016 y ahora como director técnico, en un momento tan simbólico como lo es el año del Centenario.
El exmediocampista ha transformado a Barcelona y su módulo de juego. Hoy lidera la LigaPro, superó fases durísimas en la Copa Libertadores y se alista para uno de los partidos más complejos de su carrera: Clasificar a la siguiente etapa de Copa Libertadores, Castillo reflexionó sobre su proceso, el valor de la oportunidad que está viviendo, la presión del Centenario, la ausencia del Kitu Díaz y hasta sus trajes, ya característico en cada presentación.
“Ganar la Libertadores sería cumplir el sueño de muchos”, afirmó. Con 17 partidos al frente del equipo, 11 victorias, 4 empates y 2 derrotas, el arranque de Segundo Castillo al mando de Barcelona ha sido más que prometedor.
Su conexión con el plantel, su conocimiento del camerino y su serenidad para asumir decisiones lo han convertido en una figura respetada y valorada. “Siempre fui paciente, sabía que Dios me iba a dar esta oportunidad”, dice con humildad. “He aprendido de otros técnicos, pero sobre todo, he tratado de ser claro con los jugadores.
Que el que esté mejor, juegue. Y que el que espera, lo haga trabajando bien”. Esa visión equilibrada le ha permitido consolidar un grupo competitivo, con identidad y hambre de gloria. “El equipo aún no ha llegado a su techo. Tiene mucho más para dar”, advierte.
Castillo no es ajeno al simbolismo del 2025 para Barcelona. El próximo 1 de mayo, el club cumplirá 100 años y lo hará con él en el banquillo. Lejos de esquivar la presión, la abraza como una motivación extra. “Estar al frente en este año tan especial es una gran responsabilidad.
Me siento afortunado. La exigencia es altísima, pero estamos preparados”, comenta. Y aunque admite que el calendario será exigente confía en la capacidad del plantel. “Tenemos equipo para competir en los tres torneos, siempre y cuando las lesiones no nos golpeen”, finalizó.
