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domingo, octubre 13, 2024

“Ha vendido su alma al diablo”

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El Superior de la Orden de los Dominicos, a la  que se pertenece el Cura Tuárez, en una entrevista en Guayaquil aseguró  que  “el Padre José Carlos ha vendido su alma al diablo”. Evidentemente se refería al   cura José Carlos Tuárez, actual presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) que llegó a tan alta investidura con bajísima representación popular, pues, apenas alcanzó el 7, 11%  de los más de 10 millones de votos en las elecciones pasadas.

A esta altura del partido, al cura Tuárez le importa un comino lo que opinen sus superiores religiosos porque es evidente  que  hace rato  echó al cesto de la basura el  voto de obediencia. Igual lo hizo con el voto de pobreza, pues, según su declaración juramentada, poseía un patrimonio de USD 372 000 de dudosa procedencia. Y ningún ecuatoriano con ese patrimonio puede ser considerado pobre. Respecto del voto de castidad, eso pertenece a su fuero interno y solo Dios y el diablo pueden saberlo y también las posibles parejas, hombre o mujer, con  quienes, en pleno uso de su derecho humano,  decidió no abstenerse del goce carnal.

Si el cura Tuárez, suelto de huesos, presuntamente, rompió cada uno de los prometimientos que constituyen el estado religioso y tiene admitidos la Iglesia, como son la pobreza, la castidad y la obediencia, eso no es un delito ante el Estado laico, no ha infringido ninguna ley. Pero sí es preocupante que quien está al frente del denominado Quinto Poder, constitucionalmente llamado a “propiciar la formación en ciudadanía, valores, transparencia y lucha contra la corrupción” haya entrado por la tranquera, falsificando documentos de la Facultad de Teología de San Esteban en Salamanca, de la  radioemisora de Baños de Agua Santa, de los requisitos para ser candidato al Cpccs y “muchas fallas en fechas y cargos”, según el superior de la orden de Santo Domingo.

Al pueblo ecuatoriano, no le interesa que el cura cumpla su oferta venida desde la inmadurez y fanatismo, desde la manipulación de la religión y la insolencia: “Vamos a exorcizar al país de sus males y limpiar su alma”. Simplemente aspira y exige que, mientras se mantenga en el cargo,  cumpla con los deberes y atribuciones establecidos en el Art. 208 de la Constitución Política vigente. Y  si tienen las agallas siga la ruta trazada por Julio César Trujillo en la lucha contra la corrupción.

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