SUDAMERICANA
El equipo ecuatoriano, volvió a dar una lección de temple al eliminar al tradicional Vasco da Gama y sellar su pase a los octavos de final de la Copa Sudamericana. Tras el demoledor 4-0 conseguido en Quito, el cuadro de Javier Rabanal viajó a Río de Janeiro sin urgencias ni miedo.
El estadio Sao Januario, con toda su historia y presión, no intimidó a un equipo que ya sabe lo que es jugar y ganar en plazas hostiles. El empate 1-1 bastó para completar el trabajo y dejar un global de 5-1. Una eliminación sin atenuantes para los brasileños y una nueva confirmación de que el fútbol ecuatoriano tiene peso propio en el escenario internacional.
A diferencia de otros equipos que optan por atrincherarse, Independiente del Valle mantuvo su identidad. La propuesta fue no regalar el balón, no dejarse encerrar. Rabanal lo había dicho: “Vamos a jugar con nuestras ideas, no con el marcador”. Y así fue. Pese a que Vasco da Gama salió a presionar, a cortar líneas y a apelar al empuje de su gente, los ecuatorianos respondieron con serenidad.
Tocando desde atrás, asociando por los costados, buscando transiciones rápidas. Sin desesperarse, sin ensuciar el partido. Guido Villar, el arquero visitante, fue figura nuevamente. Tapó dos claras opciones a Pablo Vegetti, atajadas que desinflaron el ímpetu del Fogão, que comenzó a chocar con su propia impotencia.
El golpe definitivo llegó en una jugada propia del manual de este Independiente. Recuperación, velocidad, profundidad. Patrik Mercado tomó el carril izquierdo, levantó un centro tenso y Claudio Spinelli apareció como una sombra entre los centrales para cabecear hacia atrás.
Una definición que silenció al estadio y puso el 1-0 parcial. El global se estiraba a 5-0 a favor de los ecuatorianos, la clasificación ya no era una posibilidad para los dueños de casa, IDV pasó a octavos y enfrentará a Mushuc Runa.
