CRISIS
Independiente Juniors, filial del Independiente del Valle, se quedó sin director técnico tras la abrupta salida de Joe Armas. La noticia fue confirmada este viernes mediante un escueto comunicado oficial, en el que se anunció que la relación entre el estratega de 29 años y la institución llegó a su fin por “mutuo acuerdo”.
Una fórmula diplomática que, en estos casos, suele decir poco y ocultar mucho. El contexto deportivo ayuda a entender el desenlace. Independiente Juniors no ha logrado encontrar su norte en la presente edición de la Serie B ecuatoriana.
En 11 fechas, ha cosechado 10 puntos, lo que le ubica en el décimo puesto de la tabla, demasiado lejos del protagonismo que se le exige a una filial de un club con ADN competitivo. Más allá del discurso de formación y desarrollo juvenil, que sigue siendo parte del corazón del proyecto, la realidad del torneo exige resultados, orden y señales de crecimiento.
Ninguna de esas premisas se estaba cumpliendo con claridad. La última presentación del equipo, un pálido empate sin goles ante Vargas Torres, terminó siendo el punto final. No fue una caída estrepitosa, pero sí una evidencia más de un equipo sin chispa, sin ideas y sin contundencia.
