Muchos GADS provinciales y cantonales son proclives a organizan eventos gratuitos y festivales de todo género con significativos egresos para la contratación de artistas nacionales y extranjeros, mientras más caros, mejor, como estrategia política para distraer a la población desviando su atención respecto de gestiones ineficientes o fracasadas. Se trata de buscar el apoyo ciudadano, no precisamente a través de una administración eficaz, de políticas públicas transparentes encaminadas a bien común, sino de una estrategia política, al estilo de la antigua Roma: Pan y circo que, dependiendo de las circunstancias pueden devenir en pan y fútbol, pan y espectáculo y otras modalidades. Con esta política, los líderes ofrecen entretenimiento y beneficios superficiales a la población con el objetivo de distraerla o apaciguarla, a menudo desviando la atención de problemas más graves o estructurales. Este enfoque se ha utilizado históricamente como una política para mantener la estabilidad social, incluso cuando hay desafíos más profundos en la gestión del gobierno.
Esta conducta política es propia de lo que el escritor Andrés Oppenheimer llamó ineptocracia para caracterizar a los malos gobiernos, conducta que “debilita la sociedad civil, quebranta el desarrollo de medidas públicas eficaces, desacredita la vida pública, mina la habilidad política, y conduce a gobiernos incompetentes”.
Esta práctica puede tener consecuencias a corto plazo, ya que puede generar una sensación de satisfacción entre la población, pero a largo plazo, contribuye a la falta de abordaje de problemas estructurales, la falta de transparencia y la ineficiencia en la gestión pública. En última instancia, puede ser perjudicial para el desarrollo sostenible y la estabilidad a largo plazo de la comunidad.
Los gobiernos provinciales y municipales, con los prefectos y los alcaldes a la cabeza, más que ofrecer espectáculos deben asumir las competencias respectivas establecidas en la Constitución y las leyes. Así, en el caso de los alcaldes, deben planificar el desarrollo cantonal, ejercer el control sobre el uso y ocupación del suelo, ocuparse a fondo sobre vialidad urbana, servicios básicos (agua potable, alcantarillado, manejo de desechos sólidos), tránsito y transporte público, salud y educación, espacios públicos para el desarrollo social, cultural y deportivo, patrimonio arquitectónico, cultural y natural, explotación de materiales áridos y pétreos, cuerpo de bomberos, expedición de ordenanzas cantonales…
Por su parte, es importante que los ciudadanos estén atentos a estas prácticas y exijan una gobernanza responsable y transparente por parte de los organismos oficiales para abordar los desafíos reales y construir una sociedad más equitativa y sostenible.