Por: José Alvear
¿Por qué no creer que es posible que la empresa privada y el Estado trabajen como equipo por el bien del país? El detalle está en entender la diferencia entre equipo y grupo.
Equipo es cuando los dos fijan llegar en conjunto al mismo objetivo, pero cada uno con función definida y en una posición distinta.
Es cuestión de ver los números y los hechos: el Estado es un pésimo e ineficiente administrador de recursos. Y los servicios que son de exclusivo manejo del Estado dejan mucho que desear. Aquí, una radiografía:
La única empresa de seguros del Estado (Seguros Sucre), está en liquidación con un déficit de $56 millones. El momento en que se abrieron los mercados y la competencia local tuvieron que demostrar inteligencia, capacidad y preparación: fracasaron con todo éxito.
TAME, la aerolínea del Estado, está en etapa de liquidación producto de la mala gestión y manejo estatal. Pronto se cumplirán cuatro años “sincerando” cuentas para poder cerrarla definitivamente. El Estado nos dejó de herencia el déficit de esta aerolínea ‘bandera’, por $307 millones, que incluye la deuda que dejó con Petroecuador de $235 millones. Nada podrán cubrir sus activos, que suman solo $14 millones.
La joya de la corona, la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) es una muestra clara de que el Estado nos juega en contra. Ha perdido el 50% de la participación en el mercado de internet fijo, es víctima de los contratos colectivos que la dejan sin recursos. CNT subsidia a los parásitos conocidos como sindicalistas, pero solo en 2023 reportó una pérdida de $71 millones.
Por último la generación, transmisión y distribución eléctrica que en manos del Estado generan al país pérdidas que se encaminan a los $6.000 millones solo en 2024 (sin contar con los $1.000 millones de la crisis a finales de 2023). Esto, producto de los apagones de 8 a 14 horas promedio. Faltó capacidad para enfrentar un estiaje anunciado y gestión para mantener el parque termoeléctrico.
Analicemos fríamente la otra cara de la moneda:
En Colombia, Avianca, aerolínea manejada por empresarios privados, incluso sobrevivió a la pandemia y vuela por el mundo compitiendo con las grandes aerolíneas.
Todas las compañías de seguros privados del Ecuador generan empleo, dan servicios sin proteccionismos y sobreviven al mercado.
La empresa privada es protagonista de la generación de energía en países como Perú y Colombia acompañadas de un Estado que solo las supervisa y el resultado final es que nuestros vecinos no sufren apagones; más bien, cuentan con energía eficiente, lo que los vuelve países más competitivos.
Es simple, la solución a la enfermedad del Ecuador está en manos de la empresa privada.
Ojalá lo entendamos antes de que sea demasiado tarde.