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sábado, mayo 24, 2025

Jornada de vacunación en el Mercado Mayorista contra la fiebre amarilla y tosferina

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SALUD

El 23 de mayo se desarrolló una jornada integral de vacunación organizada por el Ministerio de Salud Pública. La campaña estuvo dirigida a quienes se desplazan con frecuencia hacia zonas de riesgo sanitario como la Costa y el Oriente del país, donde el virus de la fiebre amarilla aún representa una amenaza latente.

Personal de salud aplicó vacunas contra la fiebre amarilla y tosferina a comerciantes y niños en el Mercado Mayorista de Riobamba.

A ellos se les aplicó la respectiva vacuna como medida preventiva. Paralelamente, niños menores de siete años que aún no completaban su esquema de inmunización fueron vacunados contra la tosferina, en una acción urgente para frenar el avance de esta enfermedad respiratoria, cuyos casos recientes han obligado incluso a suspender clases en algunas instituciones de Chimborazo.

La campaña fue posible gracias a la articulación institucional entre el Ministerio de Salud Pública (MSP) y la Empresa Pública de Mercados EP-EMMPA, una muestra concreta de cómo la coordinación interinstitucional puede generar impactos reales y positivos en la ciudadanía.

La fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda, endémica en varias zonas tropicales del país, que puede ser mortal si no se previene adecuadamente. A pesar de que su incidencia ha disminuido, el riesgo persiste, especialmente en áreas como la Amazonía ecuatoriana, donde el contacto con el virus es más probable.

Marco Benalcázar, comerciante y transportista el mercado mayorista, fue uno de los primeros en acudir al punto de vacunación. “Me vacuné contra la fiebre amarilla porque se viajar. Hoy se dio la oportunidad de hacerlo y no lo pensé dos veces”, comentó mientras esperaba su carné de vacunación.

Como él, varios ciudadanos acudieron a vacunarse y comprendieron que las vacunas no solo son una herramienta individual de protección, sino una barrera colectiva contra enfermedades que pueden propagarse rápidamente si no se controlan a tiempo.

Además de la inmunización contra la fiebre amarilla, la jornada tuvo un componente fundamental: la vacunación infantil contra la tosferina, enfermedad respiratoria altamente contagiosa que afecta principalmente a los niños menores de cinco años.

El esquema regular de vacunación en Ecuador contempla la administración de la vacuna pentavalente que protege contra difteria, tétanos, tosferina, poliomielitis y Haemophilus influenzae tipo B– a los 2, 3 y 4 meses de edad. Posteriormente, se aplica la vacuna DPT como refuerzo a los 18 meses y a los 5 años.

Sin embargo, debido a un repunte de casos en ciertas provincias, el Ministerio de Salud ha ampliado temporalmente la cobertura hasta los 6 años, 11 meses y 29 días.

Esta medida se implementa con prioridad en territorios donde ya se han confirmado casos positivos, como Guayas, Manabí, Pichincha y Santo Domingo de los Tsáchilas, pero se extiende también a otras zonas con alertas recientes, como la provincia de Chimborazo, donde en los últimos días se han registrado contagios confirmados de tosferina.

De hecho, la presencia de estos casos motivó la suspensión temporal de clases en varias instituciones educativas de la provincia como medida preventiva, en coordinación con las autoridades del Ministerio de Educación.

La jornada de este 23 de mayo no fue un hecho aislado, sino parte de una estrategia nacional más amplia que busca acercar los servicios de salud a los lugares donde se concentra la población. En coordinación con el Ministerio de Educación, el MSP ya se inició campañas de vacunación en escuelas, mercados y terminales de transporte, siguiendo cronogramas establecidos y adaptados a las necesidades territoriales.

La jornada de vacunación culminó con resultados alentadores, ciudadanos recibieron su dosis contra la fiebre amarilla, varios niños completaron su esquema de inmunización contra la tosferina y muchas familias regresaron a casa con la tranquilidad de haber dado un paso crucial en la protección de su salud.

Pero más allá del impacto inmediato, la jornada dejó una enseñanza profunda: cuando las instituciones suman esfuerzos, planifican con sentido territorial y se acercan a los espacios donde vive y trabaja la ciudadanía, la prevención deja de ser una simple consigna técnica para convertirse en una realidad tangible.

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