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viernes, mayo 23, 2025

La Corte de los Milagros

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Por: Emilio Palacio

Según nuestros políticos, los “acontecimientos históricos” se producen en el Ecuador con una frecuencia inusitada, sobre todo cuando ellos ganan una elección, o cuando inauguran una obra mal construida.

Pero esta semana muy pocos se percataron de que se produjo, ahora sí, un verdadero acontecimiento histórico.

Me refiero a que después de 18 años de mantener sometida a la Asamblea Nacional a su completo antojo, los capos de la mafia sufrieron una derrota aplastante que los dejó por fuera del Consejo de Administración Legislativa.

Algunos analistas y consultores políticos no lo vieron así. En lugar de saludarlo como una victoria del pueblo, dijeron que fue un “triunfo pírrico” de una mayoría legislativa que está “pegada con baba”.

Por un tiempo estos comentarios tontos no tendrán mayor importancia. En política, como en el ajedrez, el que gana es el que tumba al rey del contrincante, aunque para eso deba sacrificar sus peones, caballos, alfiles y torres.

Pero cuidado, porque más adelante estos comentarios negativos revelarán su verdadero propósito, que por ahora lo mantienen en secreto: facilitarle el camino a un desesperado intento que vendrá para tumbar a Noboa o, como mínimo, para impedirle que gobierne.

Solo que esta vez el enemigo no será el correísmo sino la Corte Constitucional, que no es un apéndice del correísmo, como algunos creen, sino que es otra cosa.

Para explicarlo mejor, la llamaría la Corte de los Milagros, por su similitud con la corte que supuestamente existió en los suburbios de París antes de la Revolución Francesa, que habría estado conformada por un puñado de pillos que mantenían el orden entre los pobres, los desclasados, las prostitutas y los delincuentes; en oposición a la corte de los vizcondes y marqueses que rodeaban al rey.

Los integrantes de la Corte Constitucional también se creen el verdadero gobierno de los pobres, del lumpen y de los delincuentes, así que pretenden ordenarle a Noboa que suspenda la declaración de guerra contra la inseguridad, o que suspenda el estado de excepción, o que anule los indultos presidenciales para cualquier policía acusado de un delito que no cometió.

Según la Corte Constitucional, Noboa puede mandar en el Palacio de Carondelet (que vendría a ser como nuestro Palacio de Versalles), porque en el resto del país, los que deben mandar son ellos, nuestra propia Corte de los Milagros, a la que ni el pueblo ni los representantes del pueblo la eligieron, y que solo existe por mandato de una mamotreto que Alexis Mera redactó en Montecristi.

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