Por: Eduardo Díaz A.
A propósito del día Internacional contra la corrupción, este articulo está enmarcado bajo la modalidad reflexiva, para analizar el desempeño gerencial de la administración pública bajo los principios éticos y morales consagrados en las leyes como ejes garantes de una gestión eficiente y eficaz.
Primero, parto del hecho, de que no hay ética pública, sin un análisis cualitativo previo, que aborde transversalmente; la lógica, los procesos de síntesis, y los procedimientos intelectuales de los servidores públicos, porque si el primer acto de corrupción es, estar en un cargo para el que no se está preparado, el segundo acto es, no identificarlo y el tercero no evaluarlo y sustituirlo.
A la corrupción, no se la combate solamente con los ejes de transparencia, participación y colaboración, no es pues, solo esa la herramienta de integridad pública, porque lo que antecede al hecho, es la ignorancia que gerencia lo público y privado; si, esos “expertos, sin aula, gerentes facinerosos”, sumidos en una alarmante ignorancia y corrupción.
La administración pública está -caracterizada como la actividad del Estado- y tiene por objeto a la sociedad, para la cual labora en su desarrollo, por consiguiente, dicha administración tiene su origen existencial, así como su legitimidad y justificación, en la perpetuación y desenvolvimiento del constructo social. Y, si la existencia de normas es, un elemento básico para la mejora ética de las administraciones públicas, su aplicación estricta y pública es otro elemento básico.
De ahí, que se haya comenzado a retomar la necesidad de reforzar el rol de Estado, pero, para reforzarlo, se requiere necesariamente un enfoque de marco lógico (EML) ¿Por qué? Porque este enfoque, es, en realidad una metodología adicional, que “ayuda a pensar”, pero, que no sustituye de ninguna forma el análisis creativo.
Mas bien es, un instrumento que permite presentar secuencialmente diferentes aspectos y sirve como guía para la evaluación, transversales a la transparencia, colaboración y participación. El EML, permite una relación coordinada técnico funcional, lo que deriva en que deben considerarse los niveles estratégico, programático y operativo para lograr una dinámica coherente de acciones y esfuerzos, éticos, íntegros, transparentes, en lo público y lo privado también.