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viernes, septiembre 19, 2025

La guerra siempre es compleja

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Por: Manuel Castro

Es cuestión de revisar la historia: por cuestiones territoriales, religiosas, mantenimiento de monarquías absolutistas, fin de dictaduras criminales, fin de privilegios, escaramuzas deportivas, fin de colonialismos y luchas raciales, entre otras causas grandes, pequeñas y nimias, la humanidad ha vivido o sobrevivido en guerras, en las que todos han perdido: vidas, libertades, tierras, y la primer sacrificada ha sido la verdad, pues el objetivo es el triunfo de uno de los bandos. Hay justas e injustas. Si no triunfaban los aliados en la II Guerra Mundial quien sabe hasta dónde hubiese llegado Hitler, el nazismo, el racismo. En la guerra no se salvan ni los poetas, ni los curas, ni los soldados y las mayores víctimas son los inocentes ciudadanos civiles, las mujeres y los niños. Y algunos bendicen todas las guerras: los invasores, los revolucionarios radicales de izquierda y extrema derecha, los terroristas, los fanáticos del fútbol, las luchadoras feministas, los enemigos de la tauromaquia y amantes del box. Anouilh asienta la siguiente creencia: “Todas las guerras son santas. Os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener el Cielo de su parte”.

En el Ecuador vivimos una guerra, no convencional, como algunos “expertos” sugieren para que sea verdadera guerra. Pero la evidente inseguridad, el crimen diario, el gran negocio de las drogas y el envenenar y corromper a los jóvenes, la incipiente invasión de la corrupción en organismos públicos, privados y fuerzas públicas, solo ciegos, sordos o “inteligentes” odiadores profesionales no pueden o no quieren ver.

La guerra es cosa seria, más allá de la definición del diccionario (enfrentamiento de grupos de carácter destructivo). Es una gran escuela, a veces de humildad otras de crueldad y revancha y algunas de grandes conquistas de la humanidad. Napoleón decía: “La guerra es para el hombre un estado natural”, no tomando en serio un pensamiento idealista de Alain: “El hombre que no ha tenido algo que hacer en este mundo nunca ha sido guerrero”. La realidad más nos acerca al pensamiento de Napoleón, pues de seguro con el crimen organizado imperante en el Ecuador, más allá de lo que digan analistas y agudos periodistas, jamás llegaremos a una “mala paz” como pensaba Cicerón. El fracaso de “abrazos y no balazos”, de AMLO en México, y de importantes diálogos propuestos por Petro, nos demuestran que las fuerzas que combatimos no tienen ética, ni leyes que respetar, peor la paz, sino sólo su millonario negocio.

El arte de nuestra guerra deben llevarla adelante los que saben. Los asesores del Presidente de la República tienen que ser los miembros de las Fuerzas Armadas y policiales; ellos estudian, conocen la ciencia militar, policial, las estrategias (planes) y tácticas (como ponerlas en práctica). “El Arte de la guerra”, libro de Sun Tzu, (teórico chino y guerrero triunfador), escrito 500 años antes de Cristo, se lo aplica también a deportes, política y negocios, no es atemporal. Se lo estudia en todas las academias de guerra del mundo. Sugiere el engaño, la astucia, lo inesperado, acción de espía secreta y actualizada información, los puntos débiles del adversario, la no divulgación de los planes, los ataques de desgaste, evitar las masacres, pues lo que al final triunfan es la mente y la moral, no únicamente la fuerza.

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