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viernes, junio 20, 2025

La paz nunca existirá

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Por: Pablo Granja

Desde que se creó el Estado de Israel en 1948, nació la certeza de que la zona sería un permanente foco de conflicto. En ese momento, Irán era gobernada por el Sha, que mantuvo relaciones cordiales hasta 1979 en que se instaló la República Islámica de carácter teocrático, fundamentalista y antioccidental; trazó su política hostil apoyando económica y militarmente a todos los grupos anti israelitas como la OLP, Hezbolá que opera desde el Líbano, Hamás y la Yihad Islámica en Gaza y los hutíes desde Yemen. Además, mantuvo presencia militar durante el régimen de Bashar Al-Asad, asegurando una vía de suministro hacia el sur de Gaza. En estos días se ha prendido la mecha del polvorín que podría estallar en todo el Medio Oriente, con consecuencias impredecibles a nivel mundial, sin descartar una confrontación nuclear.

El recrudecimiento reciente ocurre a partir del brutal ataque de Hamás en octubre de 2023, a una población civil con un saldo de 1.200 muertos, cientos de heridos y secuestrados, y la feroz respuesta judía que no terminará hasta no recuperar a los rehenes y acabar con la existencia de Hamás en la Franja de Gaza, de acuerdo a las declaraciones del presidente Netanyahu. Su gobierno ha ordenado la eliminación selectiva con ataques de precisión a científicos nucleares y figuras militares. Uno de los operativos más sorprendentes fue la activación simultánea de varios buscapersonas explotados a distancia, ocasionando varios muertos y centenares de heridos, con lo que los israelíes demostraron la capacidad de interferir en los sistemas de comunicación.

Mientras Irán mantiene movilizados a sus aliados en todos los frentes, el Ayatola Alí Jamenei repite constantemente que Israel debe ser y será aniquilado. Sin embargo, la peor amenaza constituye el Programa Nuclear Iraní, cuyo desarrollo ha tratado de ser obstaculizado por varios países occidentales, al advertir que superaron los fines pacíficos e iniciaron el proceso para elaborar armamento letal nuclear, que podría estar listo dentro de los próximos meses. ¿Qué otro propósito que no sea la destrucción de Israel podría tener Irán? Así justificó el Gobierno israelí el ataque a la infraestructura militar y a centros de enriquecimiento de uranio.

Lo que ocurre difícilmente puede ser explicado desde la razón, porque el fanatismo obnubila a las personas. Y hay fanatismo en ambos bandos. ¿Cuántas veces ha cambiado el mapamundi desde el siglo pasado? ¿Por qué no se acepta la existencia del Estado de Israel aprobada por la ONU? ¿Por qué se persiste en el expansionismo israelí, impulsado mayoritariamente por los judíos ortodoxos? Si un Estado conoce que el enemigo se está preparando para su aniquilación total, ¿no es comprensible que adopte medidas para evitarlo? ¿Se justifican las acciones bélicas desproporcionadas que ocasionan muertes y desplazamientos inimaginablemente inhumanos de la población civil?

Mientras exista el fanatismo alimentado por el odio y la sed de venganza, la paz nunca existirá.

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