Quienes más necesitan son los que menos piden, por ello el apoyo y la solidaridad está presente.
El ciudadano penipeño por naturaleza es solidario y piensa en sus compatriotas, los habitantes del barrio El Calvario, perteneciente a la cabecera cantonal de Penipe, lo demuestran desde niños, la solidaridad así les han enseñado, manifiestan los hermanos Plaza Mancheno, ellos salieron de su tierra pero nunca se olvidan, hoy no solamente son ellos, han inculcado a las segunda y tercera generación para que demuestren su solidaridad en todo momento y si luego de un trabajo sacrificado Dios y sobre todo el patrono San Francisco de quien tienen mucha fe les ayudan, son recíprocos, solidarios y generosos.
Señalaron que con entusiasmo, alegría y en algunos momentos con lágrimas en sus ojos, escuchan el Dios les pague por esa ayuda, son las personas de la tercera edad, de escasos recursos económicos, personas con discapacidad y niños pobres los primeros beneficiados.
En esta oportunidad llegaron esta semana de Toronto-Canadá donde viven y trabajan para cumplir con su objetivo. El jueves luego de la adquisición de los productos que consistió en aceite, arroz, azúcar, fideos, pan entre otros productos. Iniciaron el recorrido hacia las diferentes parroquias, barrios y comunidades del cantón Penipe, primero por la parte más distante del sur del cantón la comunidad Releche, luego La parroquia la Candelaria, después Nabuzo.
Este 28 de septiembre estuvieron en Shamanga, Bayushig, Matus, Puela y el Guzo de Penipe; explicaron a los beneficiarios que no es con la finalidad de conseguir apoyo político, es una muestra de solidaridad con quienes son sus coterráneos y algún momento también les brindaron apoyo y orientación.
En esta oportunidad el recorrido concluyó en la parte más alta de la parroquia Puela, allí viven varias familias muy pobres y con integrantes que tienen discapacidad grave, señalaron que una de ellas es la familia Morocho; desde que iniciaron la entrega a las familias en las parroquias, no se olvidan de estas personas que pese a que no hablan, no pueden movilizarse por sí solos, pero se nota la sonrisa y agradecimiento en su rostro; los jóvenes penipeños que por primera vez cumplen la labor, sienten satisfacción por el acto solidario. (09)