La ciudadanía ha conocido, entre la sorpresa, indignación y vergüenza los resultados de la encuesta publicados por el Instituto de Estadística y Censos que reflejan la situación de la niñez especialmente indígena sobre la desnutrición infantil. Es inconcebible que a esta altura de la historia 41% de niños de entre 2 y 5 años, y 33% de los menores de 2 años sean víctimas de la indiferencia, irresponsabilidad, desidia, tanto de los gobiernos nacionales de turno como de los gobiernos seccionales.
Estos porcentajes tienen dimensiones indignantes que debieran avergonzar a los líderes políticos que han administrado la provincia de Chimborazo en las últimas décadas, pues nuestra provincia lidera a nivel nacional la tragedia de la desnutrición infantil. Y en el caso del cantón Guamote, presidido por algunas décadas por autoridades indígenas, la situación es más dramática, poniendo en evidencia la irresponsabilidad, la incapacidad, la falta de visión de los “personajes” que se sentaron en el sillón municipal para ocuparse de este problema de tanta importancia y trascendencia para la vida y el desarrollo de su jurisdicción.
Tampoco hay que olvidar que, a nivel nacional, el país fue administrado por más de una década por la revolución ciudadana liderada por Correa, periodo que contó con los mayores recursos de la historia, pero se trabajó preferentemente en obras de relumbrón y elefantes blancos, sin duda más rentables y adecuadas para las jugosas e inmorales comisiones antes que trabajar en la reducción de la desnutrición infantil y dotación de agua pura para la población, especialmente rural.
Es fundamental que los gobiernos desarrollen políticas públicas con estrategias integrales y sostenibles que aborden las causas subyacentes de la desnutrición, promuevan el acceso a alimentos nutritivos y garanticen atención médica y educación de calidad para todos los niños. Solo mediante un esfuerzo conjunto del gobierno central, los gobiernos locales y la sociedad civil se podrá lograr un progreso significativo en la erradicación de este problema y en la creación de un futuro más saludable y equitativo para todos los niños de la patria.
Los resultados de la encuesta nacional sobre la desnutrición infantil revelan también una brecha significativa entre áreas urbanas y rurales. Los niños que viven en zonas rurales enfrentan mayores desafíos debido a la falta de infraestructuras adecuadas, acceso limitado a servicios básicos y oportunidades económicas.