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domingo, julio 13, 2025

Legado de la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”

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Hace más de dos siglos, un 14 de julio de 1789, la humanidad dio un giro radical en la historia. En esa fecha inmortal, se proclamaron, por primera vez, los principios de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, durante la Revolución Francesa que significó el fin del sistema monárquico para dar paso a regímenes republicanos que conllevaron a la división de poderes. El concepto del poder político que devenía del poder divino, con la Revolución Francesa se afincó en el pueblo, el verdadero depositario del poder. Esta conquista popular, por supuesto que costó mucha sangre porque así es el rito de la historia. Las conquistas sociales no vienen fácil ni gratuitamente.

La democracia, herencia de  la Revolución Francesa, como doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, como predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado, lamentablemente ha sido  manoseada por sátrapas del poder, por demagogos de turno, por dictadores autárquicos que han proliferado en América Latina; jefes militares y caudillos que, hambrientos de poder y considerándose predestinados, quisieron gobernar a perpetuidad a costa de sangre, represión y miseria del pueblo;  dictadores luciferinos, como los llamó García Márquez, han hecho de la cotidianidad de América Latina una “realidad descomunal” de exiliados y emigrados, de etnocidios y desaparecidos, de pobreza y desnutrición, de  represión y muerte, de destierro y de centenares de Madres de Mayo.

En pleno siglo XXI, los principios de la  Revolución francesa  del siglo XVIII  no tienen ninguna validez  en  algunos  gobiernos latinoamericanos, especialmente en  Venezuela y Nicaragua  donde el fraude electoral, la represión al pueblo y la persecución a los líderes políticos están  institucionalizados para permitir la reelección indefinida de  dictadorzuelos  como Maduro y  con ellos la pobreza extrema  de buena parte de la población que por millones abandona el país en un peregrinaje de mendicidad.

El legado de la Revolución Francesa, inspiradora de ideales de soberanía del pueblo, de libertad de pensamiento, del ejercicio soberano de la razón; del fin de la opresión feudal, del absolutismo monárquico, de los privilegios de la nobleza y el clero, es un legado de trascendencia humanista. No habrá poder, por dictatorial que sea, capaz de anular los postulados universales de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”.

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