Lo trágico e inhumano de la caravana

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Miles de migrantes centroamericanos, especialmente hondureños, viajan en caravana con destino a Estados Unidos. Se ha dicho que huyen de pandillas y violencia de género, de extorsión y pobreza,  de acceso limitado a una educación de calidad y de deficitarios servicios sociales  en sus países de origen: Venezuela, Nicaragua, Honduras, Guatemala, El Salvador.

Se ha dicho también  que en la caravana  de más de 7  mil personas con delincuencia en sus filas, es alimentada por Castro, Maduro, Zelaya y  Ortega, líderes que en sus respectivos países no han logrado bienestar  para su pueblo,   han gobernado con mano dura y donde la  corrupción ha arrasado las economías nacionales. Se ha dicho que la caravana quiere llegar antes del 6 de noviembre, de las legislativas estadounidenses para afectar políticamente al

presidente  Donald Trump, quien  quedaría como violento e inhumano al impedir  el paso de la marcha.

El hecho es que hasta el momento nada ni nadie es capaz de detener la caravana multitudinaria, ni las advertencias  de Trump a los gobiernos de los países centroamericanos, ni los peligros y necesidades que tienen que enfrentar día a día, ni el riego amenazador  de ser deportados  por su condición de migrantes “ilegales”, sin trámites ni papeles que los respalden   porque la fuerza que los moviliza les viene de la pobreza, del derecho humano de buscar una sobrevivencia digna, una situación mejor para sí mismos y especialmente para su descendencia.  Llegar  al país de sus sueños y esperanzas pasa a ser vitalmente prioritario,

Lo trágico e inhumano de esta masiva migración es que, según un informe hecho público por la UNICEF, 2.300 niños forman parte de esta caravana de hambre y pobreza que marcha incontenible hacia el “sueño americano”

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