TRAGEDIA
La noche del miércoles 10 de septiembre, un ataque armado en la ciudad de Manta, truncó la vida del joven futbolista Maicol Valencia, de 25 años, integrante del club Exapromo Costa, equipo de la Segunda Categoría. El hecho ocurrió en el hostal Costa Azul, donde el plantel se concentraba previo a su compromiso frente al Deportivo Quito.

Según los reportes preliminares, hombres armados irrumpieron en el sitio y dispararon a quemarropa contra varias personas, dejando un saldo de cuatro fallecidos y dos heridos. Entre las víctimas se encontraba Valencia, quien recién había sido presentado como refuerzo del club un día antes.
Los atacantes huyeron del lugar y, como parte de la maniobra criminal, abandonaron e incendiaron una camioneta, sello de la violencia organizada. Lo ocurrido con Exapromo Costa se suma a una seguidilla de hechos violentos que ya habían estremecido a Manabí y al fútbol local, dos meses atrás, otro jugador, Jorge Luis Vargas, había sido asesinado en circunstancias similares.
El deporte, que debería ser un refugio y un espacio de esperanza, ha terminado en un escenario de crisis. La violencia se multiplica en las calles, irrumpiendo ahora en los camerinos y concentraciones, vulnerando a jóvenes que trabajan por abrirse un camino en el balompié.
A través de un comunicado, Exapromo Costa lamentó el fallecimiento de su jugador y aclaró que el ataque no estaba dirigido al equipo, sino que Valencia fue víctima colateral. “En este lamentable hecho perdió la vida nuestro jugador Maicol Valencia, quien resultó víctima del ataque dirigido hacia otras personas ajenas a nuestro club.
Asimismo, otro de nuestros jugadores se encuentra recibiendo atención médica en una casa de salud”, expresó la institución. Pese a la magnitud del atentado, las autoridades, hasta el cierre de esta edición, no han emitido un pronunciamiento oficial que explique los móviles ni detalle las investigaciones en curso.
Ese vacío de respuestas ahonda la incertidumbre de familiares, compañeros y de todo un sector deportivo que hoy exige seguridad mínima para competir.