Este segundo domingo de mayo, Ecuador —como muchos países del mundo— celebra a sus madres. Pero aquí, más que una fecha simbólica, es un momento para reconocer con profundidad lo qué significa ser madre en un país lleno de contrastes, desafíos y esperanzas.
Ser madre en Ecuador es muchas veces enfrentar la vida con recursos escasos, con jornadas dobles o triples entre el trabajo, el hogar y los cuidados. Es sacar adelante a los hijos en medio de la inseguridad, la migración, la precariedad laboral o la falta de acceso a salud digna. Es también criar con amor en medio de la incertidumbre, enseñar valores cuando el entorno parece olvidarlos, y mantener un hogar cuando el Estado falla en protegerlo.
A diario, miles de madres ecuatorianas —en la ciudad y en el campo, en la costa, sierra, Amazonía y Galápagos— sostienen con su esfuerzo silencioso no solo a sus familias, sino a la nación entera. Ellas son las que garantizan que, a pesar de todo, los hijos estudien, coman, sueñen y avancen.
Hoy no solo celebramos a la madre que cuida, sino también a la que lucha: a la madre que lidera una familia sola, a la madre migrante que trabaja fuera para enviar sustento, a la madre indígena que transmite sabiduría ancestral, a la madre que busca justicia por un hijo perdido, a la madre joven que quiere estudiar y a la madre adulta mayor que sigue siendo el pilar emocional de su hogar.
Hoy, que las palabras se llenan de gratitud, que los abrazos y los recuerdos se multiplican, reafirmamos una verdad que trasciende generaciones: las madres son la raíz más firme y profunda de este Ecuador que quiere salir adelante. A todas las madres ecuatorianas: gracias por su entrega, su fortaleza y su infinito amor. Su presencia —aún en medio de la adversidad— es lo que mantiene encendida la esperanza.
Hoy habrá serenatas y flores, regalos y cenas, besos y llanto de emoción entre la gratitud, el amor y la nostalgia por la madre presente y ausente. Pero ambas, las dos llenan y llenarán espacios insustituibles, irremplazables, inefables, pródigos de renunciación y entrega, generosidad y nobleza de quien es la razón de ser del género humano por su misión connatural y esencial, la más significativa, la más sensitiva, la más