SINIESTRO
La mañana del 10 de noviembre de 2024, el barrio El Shuyo, en Riobamba, fue escenario de una tragedia que ha conmocionado a toda la comunidad. Dos menores de edad, que se trasladaban en bicicleta, fueron atropellados por un vehículo mientras circulaban por la vía que conecta El Shuyo con la parroquia Yaruquíes. El siniestro dejó como saldo la muerte de un niño de 13 años y una niña gravemente herida.
El menor fallecido fue identificado como Anderson David Morocho Pilco, un niño originario de Puctús, quien cursaba el noveno año ‘C’ en la Unidad Educativa ‘Leonidas García Ortiz’. Anderson se encontraba en El Shuyo visitando a sus abuelitos y, al momento del accidente, regresaba a su hogar. La tragedia lo sorprendió a la altura de la vía, cuando un vehículo tipo Jeep lo embistió, junto a su primita, quien resultó gravemente herida.
Según informes de la Policía Nacional y el sargento primero Néstor Guachi Olivares, de la Jefatura de Accidentología Vial (SIAT), el accidente ocurrió aproximadamente a las 06H50, y fue el resultado de un choque por alcance entre el Jeep y una motocicleta que se encontraba en el lugar. La velocidad y el impacto del accidente fueron devastadores. A pesar de los esfuerzos de los paramédicos, quienes lo trasladaron de inmediato a una casa de salud, Anderson sufrió una hemorragia cerebral grave que comprometió órganos vitales. El menor falleció mientras era atendido por los médicos.
Por su parte, la primita de Anderson, cuya identidad no ha sido revelada, fue trasladada de urgencia al hospital y permanece en estado crítico. Según testigos en el lugar, la niña quedó atrapada bajo el vehículo, pero su situación es estable, aunque aún preocupante, ya que los médicos continúan evaluando el alcance de sus lesiones. Tras el atropello, el conductor del vehículo involucrado en el accidente abandonó el lugar del siniestro, pero fue rápidamente localizado por agentes de la Policía Nacional. El hombre fue retenido y puesto a órdenes de las autoridades competentes mientras se realizan las investigaciones correspondientes para determinar las causas exactas del siniestro.
El sargento Guachi Olivares informó que, en el lugar del accidente, se realizó el procedimiento correspondiente, que incluyó el levantamiento de huellas, indicios y vestigios técnicos para poder esclarecer lo sucedido. Además, se está realizando una exhaustiva revisión de las cámaras de seguridad de la zona y los testimonios de los testigos, con el objetivo de aclarar si el conductor estaba bajo los efectos de alcohol o si hubo algún otro factor que contribuyó al accidente. La familia de Anderson se encuentra devastada por la pérdida de su hijo, un niño de 13 años que, según los vecinos, era conocido por su amabilidad y su alegría. La noticia de su muerte ha dejado un vacío irreparable en la comunidad de Puctús, que se ha unido en solidaridad con sus familiares.
