Por. Eduardo Díaz A.
La única acción que traerá frutos es la transparencia, y, la autoridad debe hacer cumplir lo dispuesto en la Norma Constitucional, determinada en el artículo 227 y, en el artículo 1 de la Ley Orgánica de Servicio Público (LOSEP), violar un principio es más grave que transgredir una norma conforme el alcance del principio violado.
La transparencia en la administración pública, está en la cúspide triangular de todos los ejes transversales, esto último, en el contexto de que la (UAFE), analice, el origen patrimonial y la licitud del origen de fondos de todos los jueces y fiscales y sus entornos.
No es momento de temores, ni de cuestionamientos que nacen de antiguas formas de gobernar, no podemos sabotear la gobernanza pública, sobre disposiciones fundamentales que buscan transparencia y eficiencia, y eso es innegable e incuestionable.
Los principios direccionan la actuación de la administración pública y condicionan la validez de todos los actos por ella practicados. Principio es; por definición, un mandamiento nuclear, su verdadero fundamento, disposición fundamental se irradia sobre las diferentes normas, configurando su espíritu y sirviendo de criterio para la exacta comprensión e inteligencia de ellas, porque define la lógica que le da su sentido armónico.
El incumplimiento de un principio implica no sólo una ofensa a un mandamiento específico obligatorio, sino a todo un sistema de mandamientos.es la más grave forma de ilegalidad o inconstitucionalidad, conforme el alcance del principio violado, porque representa insurgencia contra todo el sistema, subversión de sus valores fundamentales, afrenta imperdonable a sus bases lógicas y corrosión a su estructura maestra
Para gobernar se requiere fundamentalmente unidad de cumplimento, y eso es aplicable a todos los niveles de gobierno, porque gobernar las provincias, ciudades, cantones y parroquias, requiere de participación y colaboración.
La transparencia inspira a gobernar ciudades inteligentes, es momento de poner límites claros, en una faceta más audaz y estratégica, acorde a los momentos corrompibles, para recuperar la confianza ciudadana, ignorando miradas esquivas, y las burlas de la ignorancia.
La firmeza es y será, la mejor aliada en el territorio, sin titubeos, sabiendo que hay decisiones que non debatibles.
