Por. Eduardo Díaz A.
Esta suma que a simple vista es una operación elemental aritmética, daría la impresión que tiene un resultado equívoco, pero la realidad es, que más allá de lo que está a simple vista, -es que nos hemos acostumbrado a ver la operación como un número operativo aritmético de suma, resta, multiplicación o división-cuando en realidad tenemos que mirar el todo, más que sus partes, el resultado, sumado al valor de la sinergia, disfrutando del proceso multiplicador, que no es una operación aritmética, ni matemática, es un resultado abrumador de los efectos por acción de las motivaciones causales.
(1+1=3)
Hay resultados que no se anuncian con estrépito, sino con la quietud de lo incuestionable, como una brisa que apenas se percibe, ciertos actores ven algo diferente, no todos, hay una sensación extraña, pero pensar diferente, y hacerlo es liberador, este es, mi entendimiento de una política pública bien concebida, trabajar por el bien común, en equipo, sin individualidades, el fin es resolver un problema, una necesidad, en todos los ejes de la administración pública, cuando los factores son multicausales, la respuesta es en equipo -gestión participativa, multiactoral e interinstitucional-.
La aritmética no es matemáticas, es parte de ella, hay una diferencia, en el alcance y en el enfoque; lo mismo pasa con el resultado, no es solo lo que pasa al final, también es el proceso.
Así, que cuando comprendamos los paradigmas aritméticos, y las diferentes perspectivas, comprenderemos que, 1+1, no es dos, siempre será tres, porque trabajar en equipo, es sinónimo de ahorro y la sinergia es siempre la acción de dos o más causas cuyo efecto es siempre superior a la suma de los efectos individuales, en administración pública “bienes comunes”.
Porque, así como en aritmética hay paradigmas y perspectivas, en la administración pública, y el constructo social, siempre hay nuevas formas de pensar, y nuevos modelos para gestionar lo público.
Por eso; (1+1=3, porque el todo, es más que sus partes).