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jueves, mayo 1, 2025

¿Otra constituyente?

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Por: Ramiro Rivera Molina

Una asamblea constituyente podría ser un viaje hacia ninguna parte.

El texto constitucional aprobado en Montecristi no nació de un debate sereno ni pensando en reglas que duren. Brotó de la pasión y del ideologismo radical. Elaborado por el grupo de radicales españoles que confeccionaron las constituciones de Venezuela y Bolivia, bajo el modelo del nuevo constitucionalismo del sur. León Roldós y otros constituyentes serios, afirmaron que lo publicado no respondió a lo que se discutió, sino al artificio. La tiranía de la mayoría ardiente se impuso.

Fue delineada a pedido. Un modelo de presidencialismo absoluto. Perfecto para un régimen autoritario y un esquema estatista. Escultura retórica a la altura de la chifladura del denominado socialismo del siglo XXI. Es obvio que con el tedioso texto el país no tiene futuro. No tiene sentido un contenido que respondió a una etapa que está muriendo. Necesitamos una Carta Política para el nuevo tiempo que vivimos. Para progresar. Pero la dejaron con mil candados y trancas que hacen difícil cambiarla por completo.

¿Es una asamblea constituyente el camino más adecuado en este momento? Las condiciones no son favorables. Esa vía implica tres procesos electorales, meses y meses estancados en la incertidumbre y la inestabilidad, la zozobra y el riesgo, la frustración y el eventual naufragio. La crisis fiscal es severa, necesitamos abrir la economía a la inversión privada, generar certidumbre y seguridad jurídica. En las crisis, la credibilidad se desgasta, al igual que la legitimidad. No olvidemos que la polarización no se derrite de un día a otro. El correísmo hará todo lo posible para minar al gobierno si no le concede la impunidad. Exigencia indeseable. Rentable para la corrupción y el crimen organizado.

Pero, si es viable enmiendas y reformas parciales. Hay iniciativas y propuestas que cuentan con el resguardo de dictámenes favorables de la Corte Constitucional. Son posibles transformaciones importantes con el voto de la mayoría de los integrantes de la asamblea. El presidente Daniel Noboa tiene la oportunidad de acopiar temas como la eliminación del Cpccs, restablecer las tres funciones del Estado, diseñar un sistema bicameral, introducir reglas que depuren el sistema político, de partidos y electoral. Borrar textos tontos como el concepto de la «ciudadanía universal». Superar el vetusto estatismo. Abrir al país hacia la modernidad. Una asamblea constituyente podría ser un viaje hacia ninguna parte.

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