16.3 C
Riobamba, EC
sábado, septiembre 20, 2025

Participación ciudadana: ¿escuchan los cabildos y concejos a la gente?

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email

La participación ciudadana es uno de los pilares fundamentales de la democracia. No basta con elegir autoridades cada cierto tiempo: la esencia de un gobierno local reside en su capacidad de escuchar, dialogar y responder a las demandas de quienes lo eligieron. En teoría, los cabildos abiertos y las sesiones de los concejos municipales representan esos espacios de encuentro entre ciudadanos y representantes. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿realmente cumplen su papel o se han convertido en simples formalidades?

En muchas ciudades y cantones, los cabildos se convocan como un requisito legal más que como un ejercicio genuino de democracia participativa. Los discursos oficiales suelen resaltar la apertura y transparencia, pero en la práctica las intervenciones ciudadanas rara vez son tomadas en cuenta en las decisiones finales. Los reclamos por servicios básicos, seguridad o planificación urbana, terminan diluidos entre tecnicismos, comisiones y promesas sin seguimiento.

El problema no es únicamente la apatía de las autoridades. También existe una ciudadanía cansada de hablar sin ser escuchada. Cuando las comunidades perciben que sus aportes no tienen incidencia real, se fortalece la desconfianza en las instituciones y se erosiona la legitimidad de los gobiernos locales. En ese vacío, los cabildos y concejos corren el riesgo de ser escenarios para la foto o el titular de prensa, en lugar de motores de construcción colectiva.

No obstante, hay ejemplos esperanzadores. En ciertos municipios, se han implementado presupuestos participativos, veedurías ciudadanas y mesas de trabajo permanentes que han logrado incidir en obras prioritarias. Estos casos demuestran que cuando existe voluntad política y mecanismos claros de seguimiento, la participación deja de ser un saludo a la bandera y se convierte en un verdadero ejercicio de poder compartido.

La pregunta de fondo es incómoda pero necesaria: ¿los cabildos y concejos escuchan a la gente, o solo la dejan hablar? Una democracia local auténtica requiere algo más que actas y micrófonos abiertos; necesita compromiso, rendición de cuentas y resultados palpables. Escuchar a la ciudadanía no significa coincidir siempre con ella, pero sí atender sus propuestas con seriedad y responder de manera clara.

En tiempos de crisis de confianza en la política, fortalecer la participación ciudadana no es un lujo, es una urgencia. Los cabildos y concejos tienen la oportunidad —y la obligación— de convertirse en verdaderas plataformas de diálogo y construcción de consensos. Solo así recuperarán su sentido original: ser la voz del pueblo en la toma de decisiones.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email